miércoles, 28 de agosto de 2019

BIOGRAFÍA DE UN CUERPO


LECTURA A DOS VOCES


Queridos lectores, soy hija de Belén, autora de este blog, y voy a tratar de poner una segunda voz en la reseña de Biografía de un Cuerpo de Mónica Rodríguez. Hemos disfrutado mucho leyéndolo juntas y compartiendo nuestras opiniones y reflexiones, que ahora intentaremos transmitiros a vosotros. Tengo 17 años y podéis llamarme Simón.

Mónica Rodríguez en el Bosque con Federico Martín. Fotografía Cris Torres
-Compré este libro para mi hija en las jornadas de Animación a la lectura de este año en Arenas de San Pedro. En la dedicatoria, la autora nos invitaba a saltar, con ella y el protagonista, al vacío. Y eso hicimos estas vacaciones, cogernos de la mano y alternar la lectura en voz alta de este diario adolescente, comentar cómo están escritos los sentimientos, sensaciones, dudas y contradicciones de Marcos, conversar; tratar de entenderlo y de entendernos.
Porque, como escuché decir a Mónica Rodríguez  durante su conferencia “En lo más oscuro del bosque”:

“Necesitamos de la ficción (de la mentira) para alcanzar la verdad. Porque aunque se trate de ficción, lo que ocurre en lo más profundo del libro debe contener vida, y por tanto, contener verdad. Debe estar mojado por las sombras de lo inaccesible, de la oscuridad de ese bosque donde todo sucede y al que no podemos acceder sino es a través de la palabra poética y de la ficción.”

-Me he sentido realmente identificada con esta obra porque relata de forma certera y con gran veracidad lo que siento y pienso en esta etapa de mi vida. Me sorprendió que se diera voz y visibilidad a cuestiones que no suelen aparecer ni en las series ni en los libros, como ciertos aspectos de la sexualidad, la sensación de estar en un cuerpo que no te corresponde, los brackets…

La forma en la que se relata esta historia me envolvió desde el principio, ya que le da el toque especial a la lectura y me mantuvo junto a Marcos toda la novela. Me vi reflejada en la presión que ejerce sobre él la Figura del Padre y con la situación familiar. También con la manera en que el protagonista se come la cabeza tras haber tenido un desliz con lo que dice o con los celos que siente.

-Biografía de un Cuerpo narra la historia de Marcos, un adolescente que estudia danza clásica, en primera personaSu madre le regala un cuaderno rojo, con llave, para que escriba en él lo que le está pasando, lo que ha sentido a lo largo del curso. Es una historia circular; el final nos devuelve al principio del libro:

“Las palabras vienen y se derrumban a mi lado. Se escapan, las agarro de las alas, transparentes y delicadas como las de los coleópteros, tiro de ellas. Quizá sea una buena idea que trate de detenerlas, de entender qué dicen. Me incorporo, escribo.

El cuerpo manda. Obliga, es un tirano. Lo miro en el espejo a través del vaho. Largo, recién amoldado a esta corpulencia que me desconcierta.

Tal vez las palabras me ayuden a saber quién soy. Al fin y al cabo, somos la historia que nos contamos y esta es la mía.”

Marcos nos habla de las relaciones con sus padres y su hermanosu profesora, sus amigos del conservatorio, sobre todo Álex y Clara,  y de cuáles son sus sentimientos y de cómo se relaciona con todos ellos; del amor, la amistad, los celos, la culpa o el deseo. Nos muestra las contradicciones, ambigüedades, o incluso, a veces, los prejuicios de los que ni siquiera era consciente.

Respecto a las distintas interpretaciones que cada lector puede hacer de un mismo texto, Mónica explicaba en su conferencia del bosque:

“Es tan importante lo que se dice, como lo que no se dice. Y es ahí, en lo que no se dice, en lo que se intuye, en lo que calla, en lo que se evoca, en lo que se provoca, donde debe entrar el lector. Recurrir a su experiencia, a su emoción, a su reflexión para completar esos silencios, esos espacios en blanco y hacer única la experiencia en lo profundo del bosque. Cada lector descubrirá en esa luz que enciende la mirada del escritor a través de las palabras, a través de la ficción, lo que su oscuridad oculta. Sus propios anhelos, sus miedos, su vida secreta. Y también la vida secreta de los otros.”

-Me resultó muy curioso que a las dos nos pareciera, durante la lectura, que a Marcos le atraían los hombres aunque él no se diera cuenta ya que la figura de Álex está presente en su cabeza durante todo el libro. Cuando encuentra al grupo de la chica Fanta (Natalia) solo describe físicamente al chico y apenas menciona a las chicas. Al final Marcos, tras un momento de duda tras la confesión de Álex, se afirma en su orientación sexual; aunque, sinceramente, yo aún conservo mis dudas.

Hay varias escenas que me gustaron especialmente, entre las que se encuentra cuando Marcos, como yo muchas veces, se queja de la falta de vocación por la enseñanza y la falta de empatía de Rita, la profesora, que machaca a sus alumnos y solo parece dispuesta a enseñar a los que para ella están “a la altura” y no a los que lo necesitan de verdad.

Otra escena que me gustó fue cuando Manuel es presentado a la clase y relata la mala situación y reacción por parte de su padre y especialmente su abuelo a su inclinación por la danza. Más tarde los chicos se ríen de él por haber visto una película de Barbie y Manuel los compara con su abuelo, provocando la vergüenza de ellos al verse reflejados en la Figura del Tirano.

En el bosque de Río Cantos. Fotografía Cris Torres
-Mónica Rodríguez utiliza frases cortas con muchos verbos que hacen avanzar la narración -ágiles, como si  danzaran- y un lenguaje poético con profusión de repeticiones, comparaciones y metáforas que nos llenan de imágenes y resonancias - apasionadas y vehementes- que reflejan muy bien el alma adolescente. De un adolescente que además -como la autora en el instituto- lee poesía y se reconoce en ella.

Sobre el uso del lenguaje, y de cómo lo interpretamos cada uno, también nos habló Mónica en su conferencia:

“La ficción se construye con el lenguaje.(…) Un lenguaje escogido, diferente a lo cotidiano, un lenguaje cargado de simbología, pues es el lenguaje simbólico, el que representa aspectos de la realidad inaccesibles, el que de verdad transita por lo oscuro, el que se sumerge dentro de nosotros. Un lenguaje cargado, por tanto, de simbolismo, pero también de transgresión, de ambigüedad, donde lo invisible se hace visible. Un lenguaje rico como un bosque y palpitante como una vena. Porque ese debe ser el camino de la literatura, un camino que plantea preguntas y no da soluciones. Un camino alejado de la literalidad, de lo políticamente correcto, de los caminos trillados, de las direcciones prohibidas o las direcciones únicas. Donde cada lector encuentre sus propios caminos.”

Nijinski en Preludio a la siesta de un fauno
Hasta este punto nuestras voces han sonado en armonía, casi al unísono. Pero era imposible que no hubiera disonancias en algún aspecto: 

-La historia de Nijinski, que está intercalada con la de nuestro protagonista. Aunque entiendo su finalidad, me sacaba por completo de la historia principal y me resultaba incluso molesto. MUY molesto.

-Desde la primera página de su diario, Marcos intercala frases y episodios de la vida del gran bailarín y coreógrafo Vaslav Nijinsky, que le sirven para subrayar o intensificar sus estados de ánimo, al igual que hace con los poemas en los que se identifica. A mí me ha parecido un recurso de la autora que enriquece el entramado del texto y nos descubre a un personaje apasionante.

-Las etiquetas a la hora de presentar a un personaje. Sucede solo dos veces en toda la narración pero, a la hora de introducir a un personaje de otra raza étnica se le pone primero la etiqueta y luego se le describe. Esto me dejaba con la sensación de que se quisiera forzar dicha entrada. Cuando se presenta a Luisa, antes incluso de saber quién es, nos la introducen con una simple frase para colocarla en su casetilla -Es china, adoptada- tras lo cual se la describe físicamente. Cuando dicen que el pianista de la clase es negro como el piano aunque es un personaje que no volverá a salir ni a ser mencionado. Todo lo que parece importar es que hay alguien de color en la sala, como una presencia pasajera.

Es evidente que la intención de la autora no es esta pero, en lo que a mí respecta, da la imagen de que parece ver primero a su raza, como separación, y solo después a la persona.

-Biografía de un cuerpo está narrado por el protagonista, desde su mirada, centrado en sus vivencias y sensaciones, por lo que no me molesta que los demás personajes aparezcan más o menos retratados según el interés que despiertan en Marcos; algunos de una simple pincelada. 

-Me ha parecido un libro excelente, merecedor de los premios que se le han concedido. Mi madre y yo coincidimos en casi todo y, aunque ella vio un exceso de metáforas que a veces le parecían forzadas, a mí me resultaron amenas.

 Fotografía de Rocío Campos para la entrevista en su blog
En la entrevista que le hacen en el blog “A merendar con mamá” la autora cuenta que su intención al escribir este libro no fue otra que “la necesidad de entender a mi hija mayor, que está en el conservatorio de danza desde los ocho años con una exigencia brutal y en plena adolescencia. Quería meterme en la cabeza de esos adolescentes que trabajaban con su propio cuerpo y hasta qué punto les produce ese sacrificio y ese sufrimiento y si les compensa hacerlo en esas edades. Entendí muchas cosas de Marta y le dije muchas cosas que no podía decirle de otra manera. Lo escribí y en ningún momento sabía si iría a algún lado más allá de a donde me estaba llevando a mí.” 

Biografía de un cuerpo, editado por SM, ha llevado a Mónica Rodríguez a recibir el premio Gran Angular 2018, el premio Templis 2019 a mejor novela nacional independiente y el premio de la Fundación Cuatrogatos 2019.

Para nosotras ha sido un lugar de encuentro, un nido hecho de palabras donde abrazarnos. 

Me ha encantado participar en vuestro blog y espero que podáis disfrutar de esta lectura tanto como yo.


¡Gracias Mónica!

Durante muchos años los libros que leíamos en casa iban y volvían a la escuela porque siempre había alguna de mis hijas -tres, con 6 años de diferencia entre cada una de ellas- que tenía la misma edad que mis alumnos. Ahora pocas veces es posible y, en este caso, tengo que dejar la adolescencia para volver mis ojos a la infancia, atesorar estos recuerdos de las vacaciones y preparar la vuelta al cole. Terminamos el curso pasado con Alma y la Isla en Club de lectura con 5º y 6º y ya están preparados estos libros- ha escrito unos 40 y le concedieron el premio Cervantes Chico por el conjunto de su obra- para que vosotros también disfrutéis con la lectura de Mónica Rodríguez.

¡Os espero en la biblioteca !

Para saber más sobre la vida y la obra la autora podéis visitar su página webleer aquí la entrevista completa que le hacen en el blog “A merendar con mamá”. 
Y aquí su conferencia del 1 de junio del 2019 en la crónica del XXV Encuentro de animadores a la lectura de Arenas de San Pedro escrita por Isabel Sánchez Fernández.