viernes, 1 de noviembre de 2019

¡QUÉ RISA DE HUESOS!



Cuando el viejo ejemplar de nuestra biblioteca estaba a punto de desintegrarse por el uso, Kalandraka vuelve a editar este clásico contemporáneo perfecto para contar, cantar y jugar en estos días en que el colegio y las calles se visten de Hallowen.
¡Qué risa de huesos! mantiene un formato similar al de la edición inglesa para que podamos disfrutar de la gracia y la frescura de las ilustraciones de Janet Ahlberg, demasiado pequeñas en la antigua edición. La encuadernación en cartoné y las imágenes de la portada que se iluminan en la oscuridad hacen de este álbum ilustrado una auténtica gozada.


Esta historia comienza cuando Janet y Allan Ahlberg se conocieron en un curso para docentes de la Universidad  y se casaron en 1969. Allan trabajaba como maestro y Janet, demasiado tímida para la enseñanza, comenzó a ilustrar hasta que un día, cansada de trabajar para otros autores, le pidió a su esposo que le escribiera una historia. 

A partir de entonces, durante 20 años hasta la muerte de Janet en 1994, escribieron e ilustraron juntos más de 40 libros. Ella pintaba en un desván sobre el garaje mientras él escribía en el cobertizo del jardín. Formaron un gran equipo; los textos rítmicos y sencillos de Allan se integran a la perfección con las expresivas y juguetonas ilustraciones de Janet por las que obtuvo en dos ocasiones la Medalla Kate Greenaway. 

Tras la muerte de su esposa, Allan se mudó a Londres y ha seguido escribiendo, incluso colaborando con su hija Jessica que también es ilustradora y que fue una gran inspiración para el trabajo de la pareja.


Pero quizá la idea para escribir ¡Qué risa de huesos! -aunque se publicó por primera vez en 1980- le llegara a Allan de un tiempo anterior a su matrimonio cuando trabajaba como sepulturero (uno de los muchos trabajos que tuvo antes de ser maestro). Para el texto de esta historia utiliza la repetición de varios elementos que nos llevan desde una colina hasta el sótano donde viven los tres protagonistas de esta historia, un gran esqueleto, un pequeño esqueleto y un esqueleto perruno, que una noche deciden salir a pasear y asustar a alguien.


Es un texto perfecto para que los niños interactúen en la narración y la memoricen porque ahora vamos a acompañar a los esqueletos en el camino inverso hasta que llegan al parque y podemos aprender las canciones de estos personajes juguetones que no encuentran a nadie a quien asustar y se entretienen asustándose entre ellos hasta que deciden volver de nuevo a casa.


Las ilustraciones sobre fondo negro con colores vibrantes subrayan ese juego del texto entre lo oscuro y tenebroso del tema con el desarrollo humorístico de la trama y el comportamiento adorable de los personajes. Janet utiliza la alternancia de las ilustraciones que llenan la página y la doble página con las viñetas tipo comic enmarcadas en color en las que los personajes cantan o dialogan.  Incluso alguna ilustración parece un auténtico dibujo animado.


Nosotros hemos aprovechado sus fantásticas ilustraciones para fabricar un kamishibai casero y unos cuantos esqueletos para poder contar esta divertidísima historia a los más pequeños.


También hemos visto "Fright Night", el último episodio de la serie de TV emitida por la BBC en 1992,  basado en este álbum. Los demás capítulos se inspiran en otros títulos del matrimonio Ahlberg con los mismos protagonistas que no fueron traducidos al castellano.