martes, 19 de noviembre de 2024

¡A PALABRAR!

 


Para que no se nos olvide ser felices


Hace nueve años, en 2015, nacía este blog con una reseña sobre Con el ojo de la i, escrito por Mar Benegas e ilustrado por Olga Capdevilla, publicado por A buen paso. Texto, ilustración y edición, en perfecta sintonía, convertían estos “Poemas para ir en tren”, en un juego de mesa al proponernos un viaje divertido y placentero con las palabras: lenguajes secretos, en clave, en el lenguaje inventado por Cortazar, trinos, trabalenguas y otros juegos de palabras. Con el ojo de la i nos llevaba a vivir la poesía como ritmo, como música; la poesía como juego. Un juego que se verá ampliado con un carácter mucho más oulipiano -nos lo cuenta Mar Benegas como primicia- en la próxima publicación de A buen paso, Con las botas de la a, ilustrado de nuevo por Capdevilla.

Al año siguiente, recibíamos como regalo de las Reinas Magas A juego lento. Taller de poesía de Mar Benegas y Carlos Rubio, editado por Litera. Un autentico regalo, sí, porque ha sido guía y referencia en cada propuesta de escritura poética que desarrollamos en el aula y en la biblioteca. 

Y el año pasado, pedimos Monstruos de cocina, un libro-objeto construido por Mar junto a Ana G.Lartitegui. Editado por Combel, el libro permite crear infinidad de monstruos imaginarios combinando sus solapas.


Mar Benegas, con esta perspectiva de juego, nos acerca a la poesía desde el libro de ficción y el libro de conocimiento. 

Ahora, da un paso más y nos ofrece ¡A palabrar!, un artefacto poético que surge al mezclar los conceptos de los libros anteriores: juego de mesa, taller de poesía y juego de posibilidades. Leemos en su portada:

“¿Es un libro? ¿Es un juego de mesa? ¿Es un taller creativo? ¿Es un karaoke poético? ¿Es una fábrica de ripios? ¿o de risas? “ 

Y es que el formato de ¡A palabrar! es el de una baraja tradicional con 40 cartas, cuatro palos con los naipes numerados del 1 al 7 más tres figuras (Trota, caballa y ¡Hey!), con unas normas de juego (que podremos seguir al pie de la letra, o no), recomendada para jugar entre 2 y 8 jugadores a partir de 12 años.

Lo que hace tan especial esta baraja es que cada palo -ojos, alas, orejas, bocas- nos permite jugar desde cada uno de los cuatro ejes fundamentales de todo lo poético: Observar, soñar, escuchar y decir.

Desde los ojos (abiertos o cerrados), jugamos al veo-veo, escribimos greguerías, metáforas, descripciones poéticas, haikus…, miramos con “ojos de poeta que transforman el mundo”.

Desde las alas, jugamos con lo onírico, lo surrealista, el absurdo…, desde el oído afinamos la escucha del ritmo y la melodía de las palabras para jugarlas y desde la boca, buscamos la voz de la poesía, y encontramos, en muchas ocasiones, también la risa.

Si tuviera que destacar una característica de lo que he observado en los talleres en los que hemos jugado con ¡A palabrar! sería que las personas participantes, jóvenes o adultas, ríen, cantan y vuelven a mirar con los ojos de la infancia. Ya lo decía Mar en el comentario al último poema de su antología 44 poemas para leer con niños:

“Celebrar la risa, celebrar la belleza, celebrar la vida, celebrar cada día como si fuera un regalo. La poesía también sirve para que no se nos olvide ser felices.”

Celebramos con esta reseña el noveno cumpleaños de este blog y el comienzo de una nueva editorial, Palabratorio, que nace -de la mano de Mar Benegas, Jesús Ge y yo misma, Belén López Villar- con la intención de publicar y difundir productos relacionados con la lectura y la escritura LIJ que propicien un uso creativo, imaginativo y lúdico del lenguaje y lo literario. Partimos de un contacto, conocimiento y respeto profundos de la infancia y las personas que interactúan con ella como mediadoras.

¡A Palabrar! es nuestra primera publicación. 

¿Quieres tu baraja? Consíguela en la web. Únete a Palabratorio.

Esperamos que os proporcione muchos momentos de feliz aprendizaje.



viernes, 28 de junio de 2024

Alexander Von Biscuit y la búsqueda del abrazo perfecto


¿Ya tenéis plan para estas vacaciones? 


Seguro que no pensaréis pasaros todo el día mirándoos al espejo (o en la pantalla) y hablándole a vuestro reflejo como hacía el sapo Alexander Von Biscuit. 

Supongo que, como él, habréis soñado alguna vez con el abrazo perfecto,  ese que tanto echamos de menos en el confinamiento y que, según la neurociencia, basta con que dure entre 5 y 10 segundos para hacernos sentir más conectados con "el otro", mejorar su estado emocional y el nuestro y liberarnos del estrés.

¿También sois de los que van en busca de sus sueños? Pues si queréis acompañar a nuestro sapo, ¡No hay tiempo que perder! Von Biscuit sale a toda prisa de su casa.

Corre a visitar a sus amigos y conocidos y, tras un largo día en el que experimenta todo un catálogo de abrazos más o menos placenteros, pero no perfectos (os invito a que suméis las sensaciones de los vuestros), decide anunciarse en el periódico.

Una larga cola de animales entusiasmados acude a su cita en el parque y la televisión local cubre el evento.

Lo que ocurrió después, cuál fue el descubrimiento de Alexander, queda para los que se aventuren en las páginas del libro. Solo os diré, porque se cuenta en el epílogo, que la historia de Alexander Von Biscuit se hizo famosa en el mundo entero y su nombre se convirtió en sinónimo de abrazo.

Nominado al Premio de Literatura Infantil y Juvenil de Alemania en 2023, Alexander von Biscuit y la búsqueda del abrazo perfecto es un álbum que permite varias capas de lectura, ideal para leer en voz alta, en una lectura y una conversación compartida que contagia el deseo de salir de nuestro ensimismamiento para abrazar al otro. Las expresivas y dinámicas ilustraciones de Anke Kulh -en coloridas acuarelas con contornos negros y una narrativa visual muy cercana al cómic- subrayan el ritmo, la ternura y el humor del texto de Oren Lavie.

Lavie (Tel Aviv 1976) es un cantante, compositor, guionista, director de teatro y autor de tres libros para niños, al que ya admirábamos por El oso que no estaba, ilustrado por el genial Wolf Erlbruch, con el inicio inolvidable “Erase una vez un picor…” y todas las preguntas filosóficas que vienen a continuación. 
Anke Kulh (Alemania 1970), ilustradora y diseñadora gráfica, está muy presente en el catálogo de la editorial Takatuka.


Una de las claves del éxito de esta autora es la naturalidad con que resuelve las situaciones que podrían resultar “delicadas” en algunos de estos textos. Con ¡En familia! recibió el premio de Literatura Infantil y Juvenil de Alemania en 2011, el mismo para el que ha sido nominado Alexander von Biscuit y la búsqueda del abrazo perfecto.


Os deseo una FELIZ LECTURA,

FELICES VACACIONES y muchos, muchos ABRAZOS.

miércoles, 29 de mayo de 2024

LA CERCA



“Mientras miráis a Wendy, tal vez seáis testigos de cómo se le encanece el cabello y su figura se vuelve otra vez pequeña, ya que todo esto pasó hace mucho tiempo. Jane ya es una adulta normal, con una hija llamada Margaret, y cada primavera, en época de limpieza general, salvo cuando se le olvida, Peter acude a buscar a Margaret y la lleva al País de Nunca Jamás, donde ella le cuenta historias sobre él, que Peter escucha entusiasmado. Cuando Margaret crezca tendrá una hija, que un día también será madre de Peter; y así seguirá sucediendo una y otra vez, mientras los niños sean risueños, inocentes y crueles.”

J.M Barrie

En el final de Peter Pan, la figura de la niña que se deja llevar por la magia, que será capaz de volar y de vivir con intensidad el presente de cada aventura, se repetirá de generación en generación. La cerca de Alfredo Soderguit me hizo recordar esta escena en una historia circular en la que dos niñas (dos Wendys), Francisca y Antonia, se conocen durante las vacaciones y desde entonces, cada día viven una nueva aventura. 

Las casas de las dos niñas están una junto a otra, tan solo separadas por una cerca. Comparten juegos, sueños y secretos hasta que las vacaciones terminan y Francisca regresa a la ciudad con su familia.

El texto de Soderguit parece responder al significado de “cerca” al referirse a lo que está próximo o inmediato en el espacio o en el tiempo. Francisca y Antonia están cerca, próximas, durante esos días compartidos.

Solo hay una ilustración a sangre y a doble página en el álbum para subrayar el clímax del relato. El momento en el que toda referencia al mundo adulto que rodea a las niñas desaparece y juegan inmersas en esa tonalidad mágica del verano. 

El resto de las ilustraciones nos va señalando, a veces con una sutilidad maravillosa, lo que las separa, su condición social -la madre de Antonia trabaja para la familia de Francisca y cuida la casa mientras están en la ciudad- su modo de vida, sus expectativas de cara al futuro. Nos muestran la “cerca” que resguarda o divide un sitio de otro, la que rodea hasta separar a las dos niñas.

Las raíces de esa cerca, lo que las separa, crecerán al tiempo que ellas comienzan a convertirse en adultas,

 aunque no desaparezca por completo su yo niña.

Tendrán que pasar muchos años hasta que Francisca y Antonia se vuelvan a encontrar junto a la cerca.

La idea de La cerca surge de una situación real. Alberto Soderguit, ilustrador, director y escritor uruguayo, estaba en Colombia con Mariale Ariceta preparando el sonido de su película de animación “Anina”. Se alojaban en la casa de campo de unos amigos y al lado, en una casa mucho más humilde, vivía el guardés de la finca con toda su familia. Así lo cuentan en una entrevista: 

“En un momento apareció una niña con una muñeca, era hija o nieta del casero. Y se quedó parada de un lado de la cerca que separaba las dos casas. Desde ahí ya empezó Mariale a observarlo así. ¿Qué hay acá? Quizás una separación, pero tal vez también la oportunidad de que esas niñas —que en la historia real eran una niña y un niño, el sobrino de nuestra amiga— se aproximen”. 

Ariceta comienza a tomar notas que serán el germen del que nazca esta historia casi una década después; la cerca como separación, pero también como oportunidad de encuentro.

La cerca se construye a partir de una pregunta, del esbozo de una esperanza, que al lector le puede generar aún más preguntas. ¿Solo somos capaces de ver lo que nos une con los ojos de la infancia?

Alberto Soderguit ya había publicado con Ekaré Los Carpinchos en 2020, un álbum con tan prestigiosos premios como el de la Fundación Cuatro Gatos, The White Ravens o la New York Public Library. Los carpinchos también parte de las preguntas que suscita al autor una situación real, la inmigración en este caso, y son los más pequeños los que muestran a los adultos de la historia el camino hacia la empatía y la solidaridad.

Os animo a leer estos dos álbumes con niñas y niños en casa y en el aula, a crear ese “momento de los cuentos” que guardaba Wendy para ver junto a su hija el tiempo en que,  también ella, podía volar.


martes, 30 de abril de 2024

UN RAMO DE MALAS HIERBAS

Una historia sin fin

"La belleza no es más que una sensación de plenitud. El misterio nos despierta la curiosidad y la curiosidad es la mejor aliada para encontrar la belleza allí donde antes no había nada. “ 

Un ramo de malas hierbas seduce desde el aparente oxímoron del título al sugerir que no todo es lo que parece. Y con este espíritu de misterio y aventura salimos a caminar A buen paso, sin propósito, ni destino, ni reloj como propone Alex Nogués en un texto delicado, poético y muy, muy sabio.

“Si lanzo la mirada al horizonte, veo océanos de verde cebada, mares encrespados de oleaje amarillo colza, algún barco con velas de árbol y, en la lejanía…, ¡tierra a la vista!, una isla de montañas y bosques. Si miro al camino que separa los mares, a lado y lado, veo espuma en forma de flores; miles de ellas. La primavera ha explotado.”

Y en esta explosión primaveral se suceden los juegos de palabras, las comparaciones, las metáforas -visuales, gustativas…- en una narrativa ágil y sensual que introduce con naturalidad y sencillez el lenguaje científico combinado con el poético.

“A esta familia de plantas se la llama Brassicaceae en honor de la más famosa de todas ellas: Brassica que, entre otras especies, incluye a las coles, las coliflores, el brócoli, la mostaza y la colza que ahora derrama su intenso color amarillo sobre los campos”.

Un ramo de malas hierbas también es un paseo metafórico por la vida del autor. Alex Nogués nació en Barcelona y estudió geología, especializándose en paleontología y aguas subterráneas. De su vida actual cuenta: “Ahora vivo en la Bisbal d'Empordà, en Cataluña, a veinte minutos del mar, rodeado de lo que más me gusta. Aquí, en nuestro pequeño jardín, en el bosque, en los prados y junto al mar, observo, sueño y escribo.”

Este año, dentro del “Festival LINA. Libros y Naturaleza”, tuve el placer de escucharlo en una conferencia y de participar en su taller “Cuando el agua se transforma en libro”. Alex Nogués se define como escritor de narrativa, poesía, humor y, por su formación e intereses, de libros de divulgación desde un planteamiento literario.

Es un autor que escribe desde el asombro, la alegría, la expectación y el misterio que le suscita la naturaleza y busca despertar la mirada del lector para compartir la sorpresa, la emoción y la belleza que aún le provoca el mundo que nos rodea. “Escribo lo que escribo porque aún hay un niño que desborda dentro de mí. Sigo siendo un niño cuando estoy en la naturaleza”.

Nogués llama a sus libros de conocimiento “libros umbral” o “libros puerta” porque están escritos con la vocación de que el lector, al cerrar el libro, vea el mundo de otra manera y entre en acción.


Las ilustraciones minuciosas y coloridas de María Pascual, en perfecta sintonía con el espíritu del texto, guían nuestra mirada desde el detalle más diminuto hasta las grandes historias que envuelven cada una de estas plantas. Los distintos planos que utiliza, su sentido del humor, la narrativa visual que nos propone y el poder de resonancia y simbolismo que podemos encontrar en cada una de las imágenes, hace que la lectura de este álbum sea casi, casi, inagotable.

De nuestra querida y admirada María Pascual ya hablamos en este mismo blog en la reseña ¡Malacatú! Una lectura chispeante que seguimos disfrutando. Os recomiendo que leáis de nuevo la entrevista con esta licenciada en Bellas Artes, doctorada en Dibujo, en la que nos cuenta como fue el proceso creativo de esa obra ganadora del Premio Internacional del Álbum Ilustrado 2017 Biblioteca insular de Gran Canaria editada también por A buen paso. 

Como hemos visto, Un ramo de malas hierbas es un álbum de conocimiento, y mucho más, en el que cada página puede ser el inicio de una gran aventura. Una historia sin fin. Así nos lo indica María Pascual, ya en los créditos del libro, al hacer suyo el Auryn de La Historia Interminable. Este objeto mágico -en forma de serpiente con dos cabezas que se muerden la cola formando un círculo- simboliza la eternidad y la unidad y representa para varias generaciones de lectores el viaje y la búsqueda del protagonista. En esta ilustración la serpiente tiene una sola cabeza -no habrá dualidad fantasía/realidad (¿o sí la habrá?) en este paseo impregnado de poesía e imaginación- y es el paso de las estaciones, con los protagonistas del viaje en el centro, el que forma ese ciclo vital.

Y por si esto fuera poco para enamorarme de este álbum -con lo que me gustan las historias que llevan a otras historias- ¿Cuál creéis que es la primera planta que aparece? El Llantén; sí, la misma que comía uno de mis personajes favoritos, viajera infatigable por campos y pedregueras, por páramos y arboledas, bajo el sol y las estrellas, cuya historia comienza así:

“Una hermosa mañana se encontraba la tortuga Tranquila Tragaleguas ante su pequeña y agradable madriguera tomando el sol y comiendo sosegadamente una hoja de llantén.”

Los autores, Alex y María, dedican este álbum a todas las primaveras y a las personas que nos hacen florecer durante todo el año.

 ¡Feliz lectura!


domingo, 31 de marzo de 2024

JUGAR LA POESÍA, AYER, HOY Y SIEMPRE.

 

 “Desaparecerán algunas de las fórmulas que los niños emplean actualmente, pero surgirán otras nuevas, como surgen los neologismos, porque siempre permanecerá la necesidad de jugar y acompañar al juego de rimas y palabras.”    

Ana Pelegrín


Hace unas semanas hacíamos la reseña de Puer Poeticus lectura en la que nos reconocíamos como eslabón en la cadena de trasmisión del cancionero tradicional infantil. Antonio Rubio propone, al final del libro, un cuarto cancionero en el que el espacio de juego sea el propio cancionero y nos da recursos para sistematizar, recoger, organizar y fijar este corpus poético para después poder “transformarlo y crear nuevos materiales apoyándonos en las fórmulas tradicionales o creando otras nuevas, jugando con la escritura como espacio de creatividad”.



Y ahí prendió la idea de comenzar a recopilar el material necesario para elaborar nuestro propio cancionero y celebrar que la poesía y el juego están presentes en el “oficio diario” de las niñas y niños del cole. Cada clase se encargaría de investigar sobre un apartado de este corpus para poder compartirlo el día 21 de marzo, proclamado en 1999 por la UNESCO como Día Mundial de la Poesía en el inicio del equinoccio de primavera. 


Comenzamos la jornada con la presentación del material recopilado por cada clase indicando la localidad de procedencia y quién era el informante para, a continuación, mostrar cómo era el juego que acompañaba las cantinelas que habían leído o cantado.




El alumnado de Infantil, junto a sus tutoras, nos presentó la gallinita ciega, los siempre enternecedores y variados juegos corporales con los dedos, canciones de sorteo y las incorporadas por las maestras en sus asambleas. Fue emocionante el momento en el que casi todas las niñas y niños recordaron y cantaron a coro con ellos las canciones que cantaban a diario cuando eran más pequeños. Se habían sentido parte de esa cadena de trasmisión y futuros informantes.

Continuamos con canciones de corro en distintas variantes y nuevas versiones.


Canciones de comba y de filas e hileras.

Para finalizar nuestro Día de Poesía y Primavera salimos al patio a jugar en cuatro grupos por los que íbamos rotando.


Corros


Comba

Palmas e hileras.

Mientras, en otro grupo, se compartían las canciones de asamblea y otras variantes y canciones que habían surgido en nuestro recuerdo al escuchar las de los compañeros y compañeras.

Te esperamos en la Biblioteca para jugar la poesía.

 ¡Que Nuestro Cancionero Particular siga creciendo!


viernes, 16 de febrero de 2024

La nave de los necios

 


Una travesía de cuento en diálogo con la pintura flamenca


Querida Autora,

Tengo que hacer una pausa en esta travesía que nos proponéis Teresa Benéitez y tú porque si no nunca llegaría a escribirte, tantos son los viajes -y tan placenteros-que nos proporciona su lectura.

Descubrí La nave de los necios en el espacio druídico (como tú le llamaste) en el que nos habíamos reunido para escuchar vuestra charla como editores -en la foto con  Federico Martín como maestro de ceremonias junto a Sergio Lairla- del ensayo El adulto escondido de Perry Nodelman en el Encuentro de Arenas de San Pedro. Ya en esa primera lectura me fascinó la belleza de las ilustraciones a sangre, siempre en doble página hasta el final en que el vacío, en blanco, contrasta con tu jardín de las delicias, el cielo de los listos. Otras obras conocidas de El Bosco, Brueghel y Patinir volvían a las páginas del álbum cargadas de simbolismo e ironía, conjurando la lucha entre el bien y el mal en el viaje carnavalesco de la vida.

La nave de los necios también es un cuento de hadas en el que un pícaro, “un chico muy listo que vivía en una ciudad de tontos y se aburría muchísimo”, se quiere divertir a costa de sus vecinos y a un objeto cualquiera (una pequeña tomatera plantada en una jarra), como el sastrecillo valiente a su cinturón, le añade una misteriosa etiqueta: “Tomates llegando a trece, quien cuenta, desaparece” que va a ser el desencadenante de la acción, en este caso al encender el deseo o el temor de quienes la encuentran. La tomatera irá viajando, el título completo del álbum es La nave de los necios o el viaje del tomate nº 13, desde esa ciudad de tontos en manos de un personaje tras otro -el listo, el vecino, un alma en pena, una vieja y una curandera que la sube en un barco- hasta caer en el lugar donde inició el viaje donde, desde la chistera de un mago, vuelve a las manos del chico en un viaje circular de transformación con final sorprendente.


Tomas el título de La nave de los necios de una obra satírica de finales del siglo XV en la que el autor critica los vicios de su época encarnados en un gran número de personajes que viajan en una nave a punto de naufragar. Si descargamos la carta que diriges al lector con la información sobre las obras que han inspirado el álbum, nos embarcamos en la travesía apasionante del libro dentro del libro a través del diálogo que entablan estas obras entre ellas y con el cuento gracias al espíritu alegórico y burlesco de los grandes pintores del Renacimiento flamenco que representan en sus cuadros al ser humano como necio y grotesco en su caminar por la vida.

Es a partir de esta carta que, fascinada por el libro, me atrevo a escribir estas líneas a modo de reseña para hacerte unas preguntas.

En una entrevista decías que escribiste esta historia hace muchos años para el taller de ilustración “El libro que crece” en el que niñas y niños partiendo de un principio y un final, muy similar al del álbum actual, tenían que crear su propio necio viajando a toda velocidad en un medio de transporte con la tomatera encima. El resultado de la obra colectiva fue un libro acordeón en el que cada dibujo tenía un tomate más que el anterior en “una fuga de personajes de los más variopinta y divertida.” ¿Qué te lleva a enmarcar esta historia inicial en la pintura flamenca renacentista, de dónde parte esa idea de diálogo con ella?

Querida Belén, todo surgió bocetando las primeras escenas para la historia. Cuando llegó el momento de situar al primer necio a la orilla del río, lo vi de pronto en el cuadro El paso de la laguna Estigia de Patinir. En ese momento  comprendí que había  tropezado con un tema gigante. ¿Y si existiera un paralelismo entre mis escenas de cuento y las tablas de Flandes? Rápidamente encajaron las primeras coincidencias. En mi argumento había un trasatlántico surcando el océano  donde el pelícano venía a estrellarse contra la chistera de un mago en plena función. Las tablas de El Bosco El prestidigitador y La nave de los locos se prestaban a ese juego del diálogo. Y poco a poco fueron  entrando  personajes y escenarios para operar el cambio de ambientación. 

Esa idea de fuga que buscabas en la historia inicial está muy presente en La nave de los necios. Los personajes siempre están en movimiento, cantan, bailan…, avanzan desde el lado izquierdo de la doble página hasta salir por el extremo derecho, los seguimos con el paso de las páginas, vuelan por los aires o les dedicas varias dobles páginas para conseguir un efecto de animación como p.ej. en la escena basada en el cuadro “El prestidigitador” de El Bosco donde personajes de otros cuadros reaccionan ante el espectáculo del mago.

Porque los personajes de un cuadro también se mueven hacia otro cuadro, del mismo pintor o diferente, como, por poner otro ejemplo, en la doble página en la que vemos al vecino “salir arreando a toda velocidad” de un extremo a otro de la doble página, pero también conectas el motivo principal de “La parábola de los ciegos” de Brueghel con personajes de El Bosco en “Las tentaciones de San Antonio” y con motivos de “San Cristóbal”.
¿Por arte de qué magia consigues que todo se mueva, todo fluya y, al mismo tiempo, todo sea coherente en este álbum?

Todo álbum necesita apoyar su cuerpo de imágenes en una narrativa más allá del texto que la fundamente gráficamente. Al toparme con las tablas y la literatura satírica del Renacimiento yo había encontrado ese eje central para mi obra. Una vez que aparece el motivo, lo pones a prueba: vas moviendo detalles aquí  y allá sobre bocetos y lo presentas en un storyboard para trabajar ese discurrir por el libro que mencionas. 


En tu instagram podemos seguir algunos momentos del proceso de creación de las bellísimas acuarelas de La nave de los necios. ¿Puedes explicarnos brevemente cómo ha sido este proceso que, según dices, te ha llevado dos años de trabajo?

Bueno, fue largo, sí. La idea del diálogo con la tradición de lo grotesco era muy seductora, pero implicaba un gran esfuerzo de documentación y una técnica esmerada. Una vez que tuve los bocetos completamente desarrollados y tres ilustraciones terminadas (había pasado el primer año), se lo presenté a Teresa todo montado en un pdf y tardó media hora en decirme que sí. La segunda parte fueron los cuadros, porque aquí cada ilustración es un cuadro. Afortunadamente todos salieron bien a la primera, pero fue un trabajo muy minucioso. 

La nave de los necios o el viaje del tomate nº 13 no ha parado de recibir premios desde el inicio del proyecto. Subvencionado dentro del programa de Ayudas a la Creación Gráfica del Gobierno Vasco en 2022, incluido en la lista de los 10 mejores libros LIJ 2023 en el suplemento Babelia, en los Ilustrados Favoritos del 2023 de Letras Corsariasen nuestra carta a la Reinas Magas y, hace unos días, merecedor de uno de los prestigiosos Premios Guatrogatos 2024. ¿Qué significan todos estos reconocimientos para el artista que ha trabajado en soledad durante tanto tiempo? ¿Cómo ha sido tu relación con la editora Teresa Benéitez?          

Es fascinante terminar la obra y echarla a rodar por el mundo. Entonces empieza la vida del libro y te va trayendo sus propias historias. Llega el feedback de los lectores con sus múltiples anécdotas. Porque tu libro llega donde ni te imaginas y trae experiencias y hallazgos muy emocionantes. Los premios reconfortan y dan fuerzas y confianza para seguir. Y las editoras majas como Teresa Benéitez o Arianna Squilloni, con quienes trabajas codo con codo y sabes que confían en ti y te apoyan, hacen que todo sea maravilloso.

Por último, para los que no pudimos contemplar las 18 acuarelas originales junto con materiales del proceso creativo del álbum en la exposición, de la que he tomado el préstamo para encabezar la reseña, "La nave de los necios. Una travesía de cuento en diálogo con la pintura flamenca" en Zaragoza. ¿Qué haces con los originales de tus obras cuando termina la exposición? ¿Viajará a otros lugares?

Sí, estamos tratando de itinerarla. De momento se mueve en verano a Bilbao. Estará alojada los meses de julio, agosto y septiembre en la Mediateka de Azkuna Zentroa Alhóndiga. Y estamos pendientes de otras propuestas.

Antes de despedirnos ¿podrías sugerirnos algún detalle que enriquezca nuestro viaje?

Bueno, sí. Simplemente decir que nadie se obsesione por llegar a todos los detalles. Este libro es para disfrutarlo como lo disfrutaría un niño pequeño, con inocencia. Dejémonos sorprender por él. Cada vez que lo abramos habrá nuevos descubrimientos. Eso es lo importante.

Muchísimas gracias, Ana Lartitegui, por invitarnos a esta apasionante travesía. Un abrazo inmenso.

Belén


Ana G. Lartitegui es autora, ilustradora, investigadora, y mucho más. Si quieres ver todas sus obras LIJ pincha aquíSi te interesan los proyectos culturales que gestiona junto a Sergio Lairla, en Pantalia léelos aquí, y aquí las obras de divulgación publicadas como editores. 

A Fin de Cuentos es una editorial, que  cada año aparece en nuestra carta a las Reinas Magas, con un catálogo exquisito de libros publicados en castellano, catalán, euskera y gallego que puedes ver aquí  y de los que puedes leer varias reseñas en este blog: Cuéntame sésamo, El Kalevala canino y La cabina de teléfono en el jardín del Señor Hirota.