Una travesía de cuento en diálogo con la pintura flamenca
Querida Autora,
Tengo que hacer una pausa en
esta travesía que nos proponéis Teresa Benéitez y tú porque si no nunca
llegaría a escribirte, tantos son los viajes -y tan placenteros-que nos
proporciona su lectura.
Descubrí La nave de los
necios en el espacio druídico (como tú le llamaste) en el que nos habíamos
reunido para escuchar vuestra charla como editores -en la foto con Federico Martín como
maestro de ceremonias junto a Sergio Lairla- del ensayo El adulto escondido de Perry
Nodelman en el Encuentro de Arenas de San Pedro. Ya en esa primera lectura me
fascinó la belleza de las ilustraciones a sangre, siempre en doble página hasta
el final en que el vacío, en blanco, contrasta con tu jardín de las delicias,
el cielo de los listos. Otras obras conocidas de El Bosco, Brueghel y Patinir volvían a las páginas del álbum
cargadas de simbolismo e ironía, conjurando la lucha entre el bien y el mal en
el viaje carnavalesco de la vida.
La nave de los necios
también es un cuento de hadas en el que un pícaro, “un chico muy listo que
vivía en una ciudad de tontos y se aburría muchísimo”, se quiere divertir a
costa de sus vecinos y a un objeto cualquiera (una pequeña tomatera plantada en
una jarra), como el sastrecillo valiente a su cinturón, le añade una misteriosa
etiqueta: “Tomates llegando a trece, quien cuenta, desaparece” que va a ser el
desencadenante de la acción, en este caso al encender el deseo o el temor de
quienes la encuentran. La tomatera irá viajando, el título completo del álbum
es La nave de los necios o el viaje del tomate nº 13, desde esa ciudad
de tontos en manos de un personaje tras otro -el listo, el vecino, un alma en
pena, una vieja y una curandera que la sube en un barco- hasta caer en el lugar
donde inició el viaje donde, desde la chistera de un mago, vuelve a las manos
del chico en un viaje circular de transformación con final sorprendente.
Tomas el título de La
nave de los necios de una obra satírica de finales del siglo XV en la que
el autor critica los vicios de su época encarnados en un gran número de
personajes que viajan en una nave a punto de naufragar. Si descargamos la carta
que diriges al lector con la información sobre las obras que han inspirado el álbum, nos embarcamos en la travesía apasionante del libro dentro del libro a
través del diálogo que entablan estas obras entre ellas y con el cuento gracias
al espíritu alegórico y burlesco de los grandes pintores del Renacimiento
flamenco que representan en sus cuadros al ser humano como necio y grotesco en
su caminar por la vida.
Es a partir de esta carta
que, fascinada por el libro, me atrevo a escribir estas líneas a modo de reseña para
hacerte unas preguntas.
En una entrevista decías que
escribiste esta historia hace muchos años para el taller de ilustración “El
libro que crece” en el que niñas y niños partiendo de un principio y un final,
muy similar al del álbum actual, tenían que crear su propio necio viajando a
toda velocidad en un medio de transporte con la tomatera encima. El resultado
de la obra colectiva fue un libro acordeón en el que cada dibujo tenía un
tomate más que el anterior en “una fuga de personajes de los más variopinta y
divertida.” ¿Qué te lleva a enmarcar esta historia inicial en la pintura flamenca
renacentista, de dónde parte esa idea de diálogo con ella?
Querida Belén,
todo surgió bocetando las primeras escenas para la historia. Cuando llegó el
momento de situar al primer necio a la orilla del río, lo vi de pronto en el
cuadro El paso de la laguna Estigia de Patinir. En ese momento comprendí que había tropezado con un tema gigante. ¿Y si existiera
un paralelismo entre mis escenas de cuento y las tablas de Flandes? Rápidamente
encajaron las primeras coincidencias. En mi argumento había un trasatlántico surcando
el océano donde el pelícano venía a
estrellarse contra la chistera de un mago en plena función. Las tablas de El
Bosco El prestidigitador y La nave de los locos se prestaban a
ese juego del diálogo. Y poco a poco fueron
entrando personajes y escenarios
para operar el cambio de ambientación.
Esa idea de fuga que
buscabas en la historia inicial está muy presente en La nave de los necios.
Los personajes siempre están en movimiento, cantan, bailan…, avanzan desde el
lado izquierdo de la doble página hasta salir por el extremo derecho, los
seguimos con el paso de las páginas, vuelan por los aires o les dedicas varias
dobles páginas para conseguir un efecto de animación como p.ej. en la escena
basada en el cuadro “El prestidigitador” de El Bosco donde personajes de otros
cuadros reaccionan ante el espectáculo del mago.
Porque los personajes de un cuadro también se mueven hacia otro cuadro, del mismo pintor o diferente, como, por poner otro ejemplo, en la doble página en la que vemos al vecino “salir arreando a toda velocidad” de un extremo a otro de la doble página, pero también conectas el motivo principal de “La parábola de los ciegos” de Brueghel con personajes de El Bosco en “Las tentaciones de San Antonio” y con motivos de “San Cristóbal”.
¿Por arte de qué magia consigues que todo se mueva, todo fluya y, al mismo tiempo, todo sea coherente en este álbum?
Todo álbum
necesita apoyar su cuerpo de imágenes en una narrativa más allá del texto que
la fundamente gráficamente. Al toparme con las tablas y la literatura satírica del
Renacimiento yo había encontrado ese eje central para mi obra. Una vez que
aparece el motivo, lo pones a prueba: vas moviendo detalles aquí y allá sobre bocetos y lo presentas en un
storyboard para trabajar ese discurrir por el libro que mencionas.
En tu instagram podemos
seguir algunos momentos del proceso de creación de las bellísimas acuarelas de La
nave de los necios. ¿Puedes explicarnos brevemente cómo ha sido este
proceso que, según dices, te ha llevado dos años de trabajo?
Bueno, fue largo,
sí. La idea del diálogo con la tradición de lo grotesco era muy seductora, pero
implicaba un gran esfuerzo de documentación y una técnica esmerada. Una vez que
tuve los bocetos completamente desarrollados y tres ilustraciones terminadas (había
pasado el primer año), se lo presenté a Teresa todo montado en un pdf y tardó media
hora en decirme que sí. La segunda parte fueron los cuadros, porque aquí cada
ilustración es un cuadro. Afortunadamente todos salieron bien a la primera,
pero fue un trabajo muy minucioso.
La nave de los necios o el viaje del tomate nº 13 no ha parado de recibir premios desde el inicio del proyecto. Subvencionado dentro del programa de Ayudas a la Creación Gráfica del Gobierno Vasco en 2022, incluido en la lista de los 10 mejores libros LIJ 2023 en el suplemento Babelia, en los Ilustrados Favoritos del 2023 de Letras Corsarias, en nuestra carta a la Reinas Magas y, hace unos días, merecedor de uno de los prestigiosos Premios Guatrogatos 2024. ¿Qué significan todos estos reconocimientos para el artista que ha trabajado en soledad durante tanto tiempo? ¿Cómo ha sido tu relación con la editora Teresa Benéitez?
Es fascinante terminar
la obra y echarla a rodar por el mundo. Entonces empieza la vida del libro y te
va trayendo sus propias historias. Llega el feedback de los lectores con sus
múltiples anécdotas. Porque tu libro llega donde ni te imaginas y trae
experiencias y hallazgos muy emocionantes. Los premios reconfortan y dan
fuerzas y confianza para seguir. Y las editoras majas como Teresa Benéitez o
Arianna Squilloni, con quienes trabajas codo con codo y sabes que confían en ti
y te apoyan, hacen que todo sea maravilloso.
Por último, para los que no
pudimos contemplar las 18 acuarelas originales junto con materiales del proceso
creativo del álbum en la exposición, de la que he tomado el préstamo para encabezar la reseña, "La nave de los necios. Una travesía
de cuento en diálogo con la pintura flamenca" en Zaragoza. ¿Qué haces
con los originales de tus obras cuando termina la exposición? ¿Viajará a otros
lugares?
Sí, estamos
tratando de itinerarla. De momento se mueve en verano a Bilbao. Estará alojada
los meses de julio, agosto y septiembre en la Mediateka de Azkuna Zentroa Alhóndiga.
Y estamos pendientes de otras propuestas.
Antes de despedirnos ¿podrías sugerirnos algún detalle que enriquezca
nuestro viaje?
Bueno, sí.
Simplemente decir que nadie se obsesione por llegar a todos los detalles. Este
libro es para disfrutarlo como lo disfrutaría un niño pequeño, con inocencia.
Dejémonos sorprender por él. Cada vez que lo abramos habrá nuevos
descubrimientos. Eso es lo
importante.
Muchísimas gracias, Ana Lartitegui, por invitarnos a esta apasionante travesía. Un abrazo inmenso.
Belén
Ana G.
Lartitegui es autora, ilustradora, investigadora, y mucho más. Si quieres ver
todas sus obras LIJ pincha aquí. Si te
interesan los proyectos culturales que gestiona junto a Sergio Lairla, en Pantalia léelos aquí, y aquí las obras de divulgación
publicadas como editores.
A Fin
de Cuentos es una editorial, que cada año aparece en nuestra carta a las Reinas Magas, con un catálogo exquisito de libros publicados en
castellano, catalán, euskera y gallego que puedes ver aquí y de los que puedes
leer varias reseñas en este blog: Cuéntame sésamo, El Kalevala canino y La cabina de teléfono en el jardín del Señor Hirota.