viernes, 16 de febrero de 2024

La nave de los necios

 


Una travesía de cuento en diálogo con la pintura flamenca


Querida Autora,

Tengo que hacer una pausa en esta travesía que nos proponéis Teresa Benéitez y tú porque si no nunca llegaría a escribirte, tantos son los viajes -y tan placenteros-que nos proporciona su lectura.

Descubrí La nave de los necios en el espacio druídico (como tú le llamaste) en el que nos habíamos reunido para escuchar vuestra charla como editores -en la foto con  Federico Martín como maestro de ceremonias junto a Sergio Lairla- del ensayo El adulto escondido de Perry Nodelman en el Encuentro de Arenas de San Pedro. Ya en esa primera lectura me fascinó la belleza de las ilustraciones a sangre, siempre en doble página hasta el final en que el vacío, en blanco, contrasta con tu jardín de las delicias, el cielo de los listos. Otras obras conocidas de El Bosco, Brueghel y Patinir volvían a las páginas del álbum cargadas de simbolismo e ironía, conjurando la lucha entre el bien y el mal en el viaje carnavalesco de la vida.

La nave de los necios también es un cuento de hadas en el que un pícaro, “un chico muy listo que vivía en una ciudad de tontos y se aburría muchísimo”, se quiere divertir a costa de sus vecinos y a un objeto cualquiera (una pequeña tomatera plantada en una jarra), como el sastrecillo valiente a su cinturón, le añade una misteriosa etiqueta: “Tomates llegando a trece, quien cuenta, desaparece” que va a ser el desencadenante de la acción, en este caso al encender el deseo o el temor de quienes la encuentran. La tomatera irá viajando, el título completo del álbum es La nave de los necios o el viaje del tomate nº 13, desde esa ciudad de tontos en manos de un personaje tras otro -el listo, el vecino, un alma en pena, una vieja y una curandera que la sube en un barco- hasta caer en el lugar donde inició el viaje donde, desde la chistera de un mago, vuelve a las manos del chico en un viaje circular de transformación con final sorprendente.


Tomas el título de La nave de los necios de una obra satírica de finales del siglo XV en la que el autor critica los vicios de su época encarnados en un gran número de personajes que viajan en una nave a punto de naufragar. Si descargamos la carta que diriges al lector con la información sobre las obras que han inspirado el álbum, nos embarcamos en la travesía apasionante del libro dentro del libro a través del diálogo que entablan estas obras entre ellas y con el cuento gracias al espíritu alegórico y burlesco de los grandes pintores del Renacimiento flamenco que representan en sus cuadros al ser humano como necio y grotesco en su caminar por la vida.

Es a partir de esta carta que, fascinada por el libro, me atrevo a escribir estas líneas a modo de reseña para hacerte unas preguntas.

En una entrevista decías que escribiste esta historia hace muchos años para el taller de ilustración “El libro que crece” en el que niñas y niños partiendo de un principio y un final, muy similar al del álbum actual, tenían que crear su propio necio viajando a toda velocidad en un medio de transporte con la tomatera encima. El resultado de la obra colectiva fue un libro acordeón en el que cada dibujo tenía un tomate más que el anterior en “una fuga de personajes de los más variopinta y divertida.” ¿Qué te lleva a enmarcar esta historia inicial en la pintura flamenca renacentista, de dónde parte esa idea de diálogo con ella?

Querida Belén, todo surgió bocetando las primeras escenas para la historia. Cuando llegó el momento de situar al primer necio a la orilla del río, lo vi de pronto en el cuadro El paso de la laguna Estigia de Patinir. En ese momento  comprendí que había  tropezado con un tema gigante. ¿Y si existiera un paralelismo entre mis escenas de cuento y las tablas de Flandes? Rápidamente encajaron las primeras coincidencias. En mi argumento había un trasatlántico surcando el océano  donde el pelícano venía a estrellarse contra la chistera de un mago en plena función. Las tablas de El Bosco El prestidigitador y La nave de los locos se prestaban a ese juego del diálogo. Y poco a poco fueron  entrando  personajes y escenarios para operar el cambio de ambientación. 

Esa idea de fuga que buscabas en la historia inicial está muy presente en La nave de los necios. Los personajes siempre están en movimiento, cantan, bailan…, avanzan desde el lado izquierdo de la doble página hasta salir por el extremo derecho, los seguimos con el paso de las páginas, vuelan por los aires o les dedicas varias dobles páginas para conseguir un efecto de animación como p.ej. en la escena basada en el cuadro “El prestidigitador” de El Bosco donde personajes de otros cuadros reaccionan ante el espectáculo del mago.

Porque los personajes de un cuadro también se mueven hacia otro cuadro, del mismo pintor o diferente, como, por poner otro ejemplo, en la doble página en la que vemos al vecino “salir arreando a toda velocidad” de un extremo a otro de la doble página, pero también conectas el motivo principal de “La parábola de los ciegos” de Brueghel con personajes de El Bosco en “Las tentaciones de San Antonio” y con motivos de “San Cristóbal”.
¿Por arte de qué magia consigues que todo se mueva, todo fluya y, al mismo tiempo, todo sea coherente en este álbum?

Todo álbum necesita apoyar su cuerpo de imágenes en una narrativa más allá del texto que la fundamente gráficamente. Al toparme con las tablas y la literatura satírica del Renacimiento yo había encontrado ese eje central para mi obra. Una vez que aparece el motivo, lo pones a prueba: vas moviendo detalles aquí  y allá sobre bocetos y lo presentas en un storyboard para trabajar ese discurrir por el libro que mencionas. 


En tu instagram podemos seguir algunos momentos del proceso de creación de las bellísimas acuarelas de La nave de los necios. ¿Puedes explicarnos brevemente cómo ha sido este proceso que, según dices, te ha llevado dos años de trabajo?

Bueno, fue largo, sí. La idea del diálogo con la tradición de lo grotesco era muy seductora, pero implicaba un gran esfuerzo de documentación y una técnica esmerada. Una vez que tuve los bocetos completamente desarrollados y tres ilustraciones terminadas (había pasado el primer año), se lo presenté a Teresa todo montado en un pdf y tardó media hora en decirme que sí. La segunda parte fueron los cuadros, porque aquí cada ilustración es un cuadro. Afortunadamente todos salieron bien a la primera, pero fue un trabajo muy minucioso. 

La nave de los necios o el viaje del tomate nº 13 no ha parado de recibir premios desde el inicio del proyecto. Subvencionado dentro del programa de Ayudas a la Creación Gráfica del Gobierno Vasco en 2022, incluido en la lista de los 10 mejores libros LIJ 2023 en el suplemento Babelia, en los Ilustrados Favoritos del 2023 de Letras Corsariasen nuestra carta a la Reinas Magas y, hace unos días, merecedor de uno de los prestigiosos Premios Guatrogatos 2024. ¿Qué significan todos estos reconocimientos para el artista que ha trabajado en soledad durante tanto tiempo? ¿Cómo ha sido tu relación con la editora Teresa Benéitez?          

Es fascinante terminar la obra y echarla a rodar por el mundo. Entonces empieza la vida del libro y te va trayendo sus propias historias. Llega el feedback de los lectores con sus múltiples anécdotas. Porque tu libro llega donde ni te imaginas y trae experiencias y hallazgos muy emocionantes. Los premios reconfortan y dan fuerzas y confianza para seguir. Y las editoras majas como Teresa Benéitez o Arianna Squilloni, con quienes trabajas codo con codo y sabes que confían en ti y te apoyan, hacen que todo sea maravilloso.

Por último, para los que no pudimos contemplar las 18 acuarelas originales junto con materiales del proceso creativo del álbum en la exposición, de la que he tomado el préstamo para encabezar la reseña, "La nave de los necios. Una travesía de cuento en diálogo con la pintura flamenca" en Zaragoza. ¿Qué haces con los originales de tus obras cuando termina la exposición? ¿Viajará a otros lugares?

Sí, estamos tratando de itinerarla. De momento se mueve en verano a Bilbao. Estará alojada los meses de julio, agosto y septiembre en la Mediateka de Azkuna Zentroa Alhóndiga. Y estamos pendientes de otras propuestas.

Antes de despedirnos ¿podrías sugerirnos algún detalle que enriquezca nuestro viaje?

Bueno, sí. Simplemente decir que nadie se obsesione por llegar a todos los detalles. Este libro es para disfrutarlo como lo disfrutaría un niño pequeño, con inocencia. Dejémonos sorprender por él. Cada vez que lo abramos habrá nuevos descubrimientos. Eso es lo importante.

Muchísimas gracias, Ana Lartitegui, por invitarnos a esta apasionante travesía. Un abrazo inmenso.

Belén


Ana G. Lartitegui es autora, ilustradora, investigadora, y mucho más. Si quieres ver todas sus obras LIJ pincha aquíSi te interesan los proyectos culturales que gestiona junto a Sergio Lairla, en Pantalia léelos aquí, y aquí las obras de divulgación publicadas como editores. 

A Fin de Cuentos es una editorial, que  cada año aparece en nuestra carta a las Reinas Magas, con un catálogo exquisito de libros publicados en castellano, catalán, euskera y gallego que puedes ver aquí  y de los que puedes leer varias reseñas en este blog: Cuéntame sésamo, El Kalevala canino y La cabina de teléfono en el jardín del Señor Hirota.


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