Una historia sin fin
"La belleza no es más que una sensación de plenitud. El misterio nos despierta la curiosidad y la curiosidad es la mejor aliada para encontrar la belleza allí donde antes no había nada. “
“Si lanzo la mirada al horizonte, veo océanos de verde cebada,
mares encrespados de oleaje amarillo colza, algún barco con velas de árbol y,
en la lejanía…, ¡tierra a la vista!, una isla de montañas y bosques. Si miro al
camino que separa los mares, a lado y lado, veo espuma en forma de flores;
miles de ellas. La primavera ha explotado.”
Y en esta explosión primaveral se suceden los juegos de palabras, las comparaciones, las metáforas -visuales, gustativas…- en
una narrativa ágil y sensual que introduce con naturalidad y sencillez el lenguaje
científico combinado con el poético.
“A esta familia de plantas se la llama Brassicaceae en honor de la más famosa de todas ellas: Brassica que, entre otras especies, incluye a las coles, las coliflores, el brócoli, la mostaza y la colza que ahora derrama su intenso color amarillo sobre los campos”.
Un ramo de malas hierbas también es un paseo metafórico por la vida del autor. Alex Nogués nació en Barcelona y estudió geología, especializándose en paleontología y aguas subterráneas. De su vida actual cuenta: “Ahora vivo en la Bisbal d'Empordà, en Cataluña, a veinte minutos del mar, rodeado de lo que más me gusta. Aquí, en nuestro pequeño jardín, en el bosque, en los prados y junto al mar, observo, sueño y escribo.”
Este año, dentro del “Festival LINA. Libros y Naturaleza”, tuve el placer de escucharlo en una conferencia y de participar en su taller “Cuando el agua se transforma en libro”. Alex Nogués se define como escritor de narrativa, poesía, humor y, por su formación e intereses, de libros de divulgación desde un planteamiento literario.
Es un autor que escribe desde el asombro, la alegría, la expectación y el misterio
que le suscita la naturaleza y busca despertar la mirada del lector para
compartir la sorpresa, la emoción y la belleza que aún le provoca el mundo que
nos rodea. “Escribo lo que escribo porque aún hay un niño que desborda
dentro de mí. Sigo siendo un niño cuando estoy en la naturaleza”.
Nogués llama a sus libros de conocimiento “libros umbral” o “libros puerta” porque están escritos con la vocación de que el lector, al cerrar el libro, vea el mundo de otra manera y entre en acción.
De nuestra querida y admirada María Pascual ya hablamos en este mismo blog en la reseña ¡Malacatú! Una lectura chispeante que seguimos disfrutando. Os recomiendo que leáis de nuevo la entrevista con esta licenciada en Bellas Artes, doctorada en Dibujo, en la que nos cuenta como fue el proceso creativo de esa obra ganadora del Premio Internacional del Álbum Ilustrado 2017 Biblioteca insular de Gran Canaria editada también por A buen paso.
Como hemos visto, Un ramo de malas hierbas es un álbum de conocimiento, y
mucho más, en el que cada página puede ser el inicio de una gran aventura. Una
historia sin fin. Así nos lo indica María Pascual, ya en los créditos del libro,
al hacer suyo el Auryn de La Historia Interminable. Este objeto mágico -en forma
de serpiente con dos cabezas que se muerden la cola formando un círculo- simboliza la eternidad y la unidad y representa para varias generaciones de
lectores el viaje y la búsqueda del protagonista. En esta ilustración la
serpiente tiene una sola cabeza -no habrá dualidad fantasía/realidad (¿o sí la
habrá?) en este paseo impregnado de poesía e imaginación- y es el paso de las
estaciones, con los protagonistas del viaje en el centro, el que forma ese
ciclo vital.
Y por si esto fuera poco para enamorarme de este álbum -con lo que me
gustan las historias que llevan a otras historias- ¿Cuál creéis que es la
primera planta que aparece? El Llantén; sí, la misma que comía uno de mis personajes favoritos, viajera infatigable por campos y pedregueras, por páramos
y arboledas, bajo el sol y las estrellas, cuya historia comienza así:
“Una hermosa mañana se encontraba la tortuga Tranquila Tragaleguas ante su pequeña y agradable madriguera tomando el sol y comiendo sosegadamente una hoja de llantén.”
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