martes, 30 de septiembre de 2025

POR UN SEGUNDO


Hoy quiero recomendaros una buena lectura para comenzar el curso, perfecta para compartir y conversar sobre ella en un club de lectura en el aula o la biblioteca y estupenda también para disfrutar en una lectura más íntima, individual o en familia. Ya conocíamos a su autora por la serie Alfred y Ágata, Familia a la fuga y, desde hace un par de años, disfrutamos con las aventuras de su Pepa Guindilla.

Por un segundo de Ana Campoy, premio Ala Delta 2025, de la editorial Edelvives con ilustraciones de Beatriz Castro, es un libro de narrativa con una prosa que fluye con naturalidad, interpela al lector, lo sumerge en varias tramas bien construidas, presenta personajes que evolucionan a lo largo de la historia, permite           diversas capas de lectura y hace referencia y dialoga con un clásico de la LIJ convirtiéndose en puente que nos lleve a querer conocer y/o profundizar en su obra.

Y es que hay libros que aparecen por arte de magia en respuesta a la pregunta que te planteas en ese momento.

Mientras preparaba un monográfico sobre Michael Ende desde la perspectiva de la vigencia de su obra en la actualidad, de la crítica a la sociedad mecanizada y de consumo que lleva implícita y de su potencia como puente entre generaciones de lectores, descubrí Por un segundo que comienza precisamente con el epílogo con que Ende pone fin a Momo, la obra que reúne muchas inquietudes del autor y que tanto me impactó en la adolescencia:

“Le he contado todo esto-dijo-, como si ya hubiera ocurrido. También como si fuera a ocurrir en el futuro. Para mí no hay demasiada diferencia”.

Ana Campoy nos recuerda que lo que nos contaba Michael Ende hace cinco décadas en Momo bien pudo ser una visión de lo que ocurriría en el futuro; de lo que ocurre ahora, en nuestros días. En la pequeña entrevista que nos ofreció con generosa amabilidad para el monográfico, nos hablaba de la vigencia de Momo en referencia a que nos secuestren el tiempo y la gente pierda la alegría y la ilusión por lo que hace, pero también resaltaba los momentos de esperanza y de enseñanza vital de la novela. Nos confesaba que escribió Por un segundo porque quería hablar de la gente que queda en segundo lugar, que hace cosas estupendas, pero, al no llegar los primeros, podría parecer que no han servido de nada.

“Quise hacer una reflexión sobre la competitividad y, ya metida en faena y acordándome de Momo, me di cuenta de que este libro iba a ser heredero de todo lo que Michael Ende quería contar.

Por un segundo también habla de la competitividad social que está muy relacionada con la personal, en este mundo individualista en el que nos pretenden meter para que vayamos todos a codazos. (…) El único modo que tenemos hoy en día para hacer frente a todo eso que nos acecha es uniéndonos.”

Por un segundo está construida desde un narrador en primera persona, Segundo Izquierdo, un chico de once años que sueña con ser astronauta y que encuentra en su caja de cereales las bases del concurso por el que -tras superar varias pruebas- saldrán elegidos el niño y la niña que asistirán al Campamento Zanganitos de Formación Aeronáutica Infantil patrocinado por la marca.

“Voy a contarte una historia que habla de segundos. Por lo normal, cuando mencionas los segundos, la gente piensa en los pedazos de tiempo que componen los minutos. Esos momentos breves que forman parte de algo más grande. Pero yo quiero hablar de otros segundos: los que vienen después de los primeros. Es decir, los que quedan en segundo lugar.”

Porque Segundo quiere ser astronauta, sí, pero también quiere ser el primero en algo y por eso pide ayuda a Bianca, súper campeona en matemáticas, para preparar las pruebas teóricas del concurso y a Chiqui como entrenador para la prueba física. Enseguida aparece otro misterioso colaborador que deja acertijos en su puerta y que cuida una tortuga, Júpiter, en claro homenaje a Casiopea, la tortuga de Momo.

“No podía ser un error. El boli había dibujado unas letras sobre el caparazón de la tortuga. El autor del mensaje oculto tenía muy claras sus intenciones y sabía el efecto que causaría en mí.

Sobre la concha la palabra “VEN” dejaba muy claro su mensaje. Y yo, al descubrirlo, sentí que volvía a emocionarme.”

Segundo se esfuerza muchísimo en clase y saca muy buenas notas pero su compañero Max, además de encantador y simpático, siempre es el mejor.

“Es imposible que Max caiga mal a alguien, ni siquiera a mí. Por eso que sea tan brillante es un verdadero drama en mi vida, porque soy incapaz de odiar tanta perfección.”

Así que os podéis imaginar cómo se siente cuando descubre que Max, el Máximo, también se ha presentado al concurso.

Segundo vive en una calle comercial, en un piso sobre el local del negocio familiar, Trofeos Izquierdo, en el que trabajan su madre y su abuelo. Es un barrio tranquilo en el que los pequeños comerciantes se han unido en una asociación (Asociación de Comercios Poco Habituales) porque cada vez quedan menos tiendas de las de siempre y en el que nunca ocurre nada extraordinario hasta que un día empiezan a reformar un antiguo local para abrir una nueva tienda de tazas, una franquicia que emprende una campaña para conseguir que los demás negocios cierren y les vendan el local. Hasta el abuelo de Segundo recibe la visita de uno de sus agresivos comerciales a imagen de esos hombres grises que robaban el tiempo a los humanos en Momo:

“El recién llegado era un desconocido, un tipo vestido de gris que yo no había visto en mi vida. (…)

-Piense en lo que ha hecho en toda su vida. TRABAJAR. Sí. Sé cómo se siente. Malgastando su vida entre estas cuatro paredes. Atado al negocio. Pero ¡sabe? No tiene por qué ser así. ¿No quiere un coche impresionante? ¡O, mejor! ¡Una caravana! O, tal vez, ¿un chaletazo? ¿Y comprarle una buena consola a su nieto? Es momento de retirarse y dejar paso al mundo moderno. (…)

-Fuera, fuera-ladró el abuelo desde el escaparate-. ¡Sois solo tazas vacías! ¡No hay nada dentro!”

Los conflictos y deseos planteados en la novela -los colectivos y los individuales, a los que se refería Ana en la entrevista- llevan a sus protagonistas a “mirar fuera de la caja” para encontrar soluciones. Se hace necesario cambiar de perspectiva, ponerse en el lugar del otro, unir fuerzas y seguir adelante, paso a paso, como auténticas tortugas.


                                                        ¡Feliz lectura!