“Al igual que la suciedad, el miedo se huele de lejos. Los
dos se nos pegan al cuerpo y pueden terminar por alejarnos del resto del mundo.”
Montgomery Muffin era un niño feliz hasta que tuvo que ir a vivir a casa de su abuela. Una abuela que le empezó a meter el miedo en el cuerpo, un miedo que le paralizaba y le hacía detestar todo cuanto le rodeaba. Y de todo lo que detestaba, lo que más detestaba era a sí mismo. El único momento en que era dichoso y conseguía olvidar este sentimiento era su baño en agua espumosa. Hasta que un día su baño se ve interrumpido por la llegada de una niña, su supuesta sobrina, que lo cambiará todo.
Con la aparición de Emma el ritmo de la acción se acelera y la tensión aumenta, al tiempo que crece el vínculo entre “tío” y “sobrina” y el antagonismo entre Montgomery y su vecino Mr. Cooper (uno apesta por fuera y el otro por dentro), hasta llegar a un desenlace cuajado de intriga, sorpresa, aceptación y ternura.
Apestoso
tío Muffin, escrito por el autor madrileño Pedro Mañas e ilustrado
por Víctor Rivas fue incluido en los White Ravens del 2018, la selección que
cada año elabora la Internationale Jugendbibliothek de Munich, y obtuvo el XV Premio
Anaya de Literatura Infantil y Juvenil justo diez años después de que el autor publicara su primer
libro, Klaus Nowak, limpiador de
alcantarillas, con la misma editorial, galardonado con el primer premio
del “XXVI Concurso de Narrativa Infantil Vila d’Ibi” en
2007.
A partir de entonces no ha
dejado de escribir ni de recibir reconocimientos por sus obras -entre otros, gana en el 2012 el Premio Ciudad de Málaga con Una terrible palabra de nueve letras también de la editorial Anaya y en el 2015 el XXXVII Premio Barco de Vapor con La vida secreta de Rebecca Paradise- no solo de
narrativa sino también de poesía como Ciudad Laberinto que consigue en el 2009 el II Premio de poesía
infantil Ciudad de Orihuela de la editorial Kalandraka, con la que también
publica en 2016 Trastario: nanas para lavadoras. Estos dos poemarios son novedad este curso en nuestra biblioteca aunque ya conocíamos,
y nos encantan, algunos poemas suyos por la antología 44 poemas para leer con niños de Mar Benegas y porque nos han
enviado algunos grabados a nuestra Maratón de Cuentos.
La historia del pobre Muffin
y su falsa sobrina Emma, comenta el autor en su blog, llevaba años dando
vueltas en su cabeza y su ordenador. Tanto es así que ambos aparecen ya en esta
ilustración de hace años en la que David Sierra le dibujó rodeado de algunos de
sus personajes (Klaus Nowak está emergiendo de su alcantarilla justo detrás de
una pareja que camina de la mano: Muffin y Emma).
Pedro
Mañas nos ofrece en Apestoso tío Muffin, Literatura, Complicidad, Humor e Inteligencia;
justo lo que necesita el niño que crece como lector y busca en la narrativa
elementos que ya ha encontrado en otros autores como, por ejemplo, Roald Dahl.
Desde
la primera página, el autor se dirige al lector, niño o niña, y se pone a su
lado, se hace su cómplice -frente al adulto que genera sus miedos al tiempo que
se ríe de ellos- y lo mira de igual a igual mediante la voz del narrador. Un
narrador que nos interpela con expresiones como:
“Posiblemente has oído…”, “Tal vez estés pensando…”, “Te contaré una
cosa curiosa…”
hasta convertirse en un personaje más que consigue meternos
en la trama, nos invita a seguirlo y nos deja pequeñas pistas para resolver el
enigma de quién es esa misteriosa sobrina y cómo ha llegado hasta su puerta:
“¿De dónde salía aquella porquería? Ni
Mr. Muffin, ni yo, ni la rata hemos
podido dar con una explicación satisfactoria a esta pregunta.”
“Y, si
me seguís por este atajo, podéis llegar al comienzo de la historia antes
que él.”
“Bien,
aquí estamos. Mr. Muffin habitaba el
número quince de Haddock Road. La casa del número quince era idéntica a sus
vecinas del número trece y del número diecisiete.”
También
hemos disfrutado muchísimo con el lenguaje ágil e ingenioso del autor; con su
metáfora del miedo, con los diálogos de los personajes, las onomatopeyas, los
eslóganes estrafalarios de Emma y con las comparaciones que nos hacían elaborar
divertidas imágenes en nuestra cabeza:
“Una sospecha le
encogía el corazón como se encoge una sardina al asarse dentro del horno.”
“Alrededor del barro,
como tiburones en torno a la isla de un náufrago, deambulaban diez u once gatos
olfateando el aire con deleite como si fuera una golosina.”
“Cooper, después de
afeitarse él mismo salía a afeitar el césped.”
“Se meneaban y daban
saltos por el césped como si estuvieran bailando la danza de la lluvia.”
Las ilustraciones de Víctor Rivas subrayan el tono humorístico de la obra
y la concepción teatral del texto; pocos personajes que se mueven en pocos espacios y en un breve espacio de tiempo.
Mañas
nos permite, además, paladear la palabra exacta con la que construyó su
narración en castellano, ya que lo que más leemos son traducciones de autores
que escriben en otros idiomas, aunque haya situado a los personajes en Haddock
Road y los haya bautizado con nombres y apellidos de famosos actores de
Hollywood (Montgomery Clift, Gary Cooper y Faye Dunaway).
Y
algo de todo esto han debido notar las niñas y niños que acaban de terminar Apestoso Tío Muffin en el Club de
lectura de clase porque en sus opiniones resaltan que se han divertido mucho
con la trama y los personajes y no solo recomiendan su lectura sino que algunos
volverían a leer el libro:
“Me ha gustado mucho. Ha sido uno de los mejores libros que
he leído. Espero volver a leerme otro parecido”
“Este libro me ha gustado mucho y es muy gracioso.
Gracias a esa niña el tío Muffin aprende muchas cosas.”
“Este libro me ha gustado mucho porque los personajes son
muy divertidos, sobre todo Emma y Muffin. Yo os lo recomendaría a todos.”
“El personaje que más me ha gustado es Emma porque es
superinteligente”
“Me ha gustado mucho este libro porque es divertido,
sobre todo cuando Emma hace cosas graciosas, pero tiene partes tristes, como al
final. Yo me lo volvería a leer.”
“Os lo recomiendo a todos. Volvería a leérmelo."
Estamos muy agradecidos con la BPE de Cuenca por proporcionarnos el lote de 25 ejemplares de Apestoso Tío Muffin que estrenamos para nuestro Club de lectura y que ya hemos pasado a 4º de primaria, a las demás secciones del CRA y a las madres de nuestro Club "Para leerte mejor".
Después de leer, disfrutar y comentar Apestoso Tío Muffin pensamos que podíamos enviarle al autor algunas de las cuestiones que habían despertado la
curiosidad de las lectoras y lectores de 5º y 6º de primaria y que han
reflejado en estas preguntas:
-¿Qué
despertó tu pasión por escribir? ¿Qué edad tenías?
Para ser sincero, no lo recuerdo exactamente,
porque era tan joven como vosotros (unos diez u once años). Entonces no
publicaba libros, claro, pero escribía historietas, cuentos y poemas en
cualquier papel. Creo que mi pasión por la literatura se debe en realidad a mi
amor por las propias palabras, por el lenguaje. El lenguaje es un arma
poderosísima con la que podemos conversar, discutir, convencer, insultar,
halagar, mentir, ponernos de acuerdo, contar historias, hacer sentir bien o mal
a la gente… o incluso lograr que la gente nos vote para presidir un país. Y,
además, las palabras son el juguete más barato del mundo.
-¿Has
vivido alguna historia igual o parecida a las que escribes en tus libros?
Todos mis libros tienen algún episodio o
personaje que, de algún modo, está inspirado en el mundo real. Sin embargo, la
mayor parte es pura fantasía.
Creo que la única novela en la que hay una
parte sustancial de mi propia vida es La
vida secreta de Rebecca Paradise. En esta obra, la protagonista se cambia
el nombre de Úrsula por el de Rebecca para construirse una nueva identidad
porque no le gusta la persona que es. También yo, cuando tenía diecisiete o
dieciocho años, empecé a decir a todo el mundo que me llamaba Mateo en lugar de
Pedro porque estaba descontento conmigo mismo. ¡Y aún hay gente que me conoce
por el nombre de Mateo!
-¿Cómo
se te ocurrió la historia de Apestoso Tío
Muffin?
Todo surgió de unos versos de uno de mis
poemarios (Trastario, de la editorial
Kalandraka, que creo que tenéis en vuestra biblioteca). Se trata de un poema
sobre un niño que, como un aspirador, atrae la suciedad por donde quiera que
va. Dice así:
¡Pobre niño
aspirador!
Sale limpio de su
casa,
pero allí por donde
pasa,
va atrayendo el mal
olor,
la mugre, el polvo y
la grasa.
A cambio es muy
popular:
yo confieso que le
adoro
y le invito a
merendar,
y es que me deja el
hogar
como los chorros del
oro.
Este poema, que casi
parece un chiste, me hacía tanta gracia que decidí convertirlo en una historia
más grande. Así fue como la novela fue creciendo y el “niño aspirador” se
convirtió en Mr. Muffin.
-¿Por
qué has querido que tus personajes tengan nombres en otro idioma si escribes en
castellano?
Muy buena pregunta. Resulta que a veces para
que la imaginación de un autor funcione a pleno rendimiento, tiene que partir
primero de algún tiempo o lugar lejano. Hay autores, por ejemplo, a los que les
gusta que sus historias sucedan en una época pasada. A mí me inspiran sobre
todo los países del centro de Europa y también las islas británicas. No sé por
qué, pero me costaría escribir una novela en la que los protagonistas se
llamasen Mari Carmen o Paco.
-No
precisas ni el lugar ni la época en que ocurre la historia de Mr. Muffin. ¿Podrías
aclarárnoslo?
Bueno, todo lo que no está directamente
escrito en el libro podéis imaginarlo como queráis, o al menos deducirlo con
las pistas que se dan en la historia: por ejemplo, los personajes tienen
nombres ingleses, no hay teléfonos móviles, etc. Digamos que el ilustrador
acertó con la época y el lugar que yo me imaginaba, que es Inglaterra entre los
años 60 y 70. Es un tiempo que yo no viví, pero que me resulta muy sugerente.
-¿Qué
piensas de las ilustraciones de Víctor Rivas para tu libro?
Pues me parecen maravillosas, no solo por su
buen ojo a la hora de situar la historia en el tiempo y el espacio. Es que son
tan divertidas, caricaturescas, expresivas y llenas de detalles que no puedo
estar más contento. Además, los personajes son muy parecidos a los que yo me
imaginaba.
-Además
de narrativa escribes poesía, ¿qué género te gusta más?
Depende de cada momento. La narrativa me
encanta porque me divierte contar historias y meter a los personajes en cientos
de líos. Sin embargo, a veces prefiero la poesía porque no tengo que estar
siempre planeando lo que va a venir en el siguiente capítulo. Los poemas son
pequeños ejercicios de rimas y vocabulario, algo así como problemas de
matemáticas que hay que resolver con palabras. ¡Y a mí me encantan las matemáticas!
¡Muchísimas gracias por tu amabilidad y cercanía. Nos encantaría conocerte y que algún día visitaras nuestra Biblioteca y nuestro cole!
Si quieres saber más sobre la vida y la obra de Pedro Mañas entra aquí en su página oficial. La información sobre el ilustrador Victor Rivas la encontrarás aquí.
¡Que maravilla! como os lo curráis. Así da gusto prestar lotes.
ResponderEliminarSeguiremos de cerca este blog. (gracias por la mención)
Un saludo
¡Muchísimas gracias a vosotros por contestar tan rápido a nuestra solicitud y añadir este libro al servicio de préstamo de lotes para Club de lectura. Somos un centro pequeño y podemos adquirir un ejemplar por título que nos interesa, pero sin vuestro servicio sería imposible la lectura comentada y compartida en el aula. Gracias!
EliminarMi hija de 4° de primaria,lo están leyendo en clase. Personalmente, transmite, de manera divertida, unos valores como el ser valiente y buena persona. Al final, el bien, siempre gana.
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