Por Ylla
“Desearía que un hada agitara una varita y me transportara,
durante un mes, al mundo animal… Pensaría en sus pensamientos, sentiría sus
sentimientos, pelearía sus batallas y entendería su lenguaje. Viviría sus
alegrías y sus miedos y sus satisfacciones… Si esta experiencia fuera posible
para mí, creo que entonces estaría en posesión de los principios de una
comprensión real de la vida”.
Si en algún momento pensé que la empatía que sentía al mirar estas imágenes podía ser, en parte, fruto de la nostalgia que me provoca, como adulta, la belleza de la fotografía en blanco y negro, salí de dudas en cuanto vi cómo recibían a estos hermanos en el aula de Infantil.
Niñas y niños escuchaban y miraban las imágenes
fascinados; querían tocar a los protagonistas- sus ojos, su boca, su pelaje-de esta historia que comienza así:
“Dos ositos, hermano y hermana, se asomaron al mundo.
Habían nacido durante el invierno, bajo la nieve que
cubría su cálida cueva. Ahora querían salir para sentir el calor del sol, correr
sobre la hierba y oler las flores. Aquel día, la mamá osa decidió ir a buscar
miel al bosque. Y les advirtió antes de marchar:
–Esperadme aquí. “Volveré pronto, no
os alejéis de casa, que podéis perderos…”
Su aventura de regreso a casa se convierte en un cuento encadenado, en el que preguntan a un animal tras otro si ha visto a su mamá: la ternera les sugiere preguntar al caballo, este al pollito y el mapache a la corneja que será la que consiga el desenlace feliz.
La expresividad de los cachorros en su entorno y en la interacción con los demás animales, su profunda humanidad, tiene un efecto casi hipnótico en los niños que también desean, como Ylla, vivir las alegrías y los miedos de sus nuevos amigos.
Kalandraka editora nos ofrece un doble regalo al publicar este álbum por primera vez en España, la belleza de sus imágenes (junto con las emociones que despierta en el lector) y la ocasión de descubrir la vida apasionante de esta mujer y el resto de su obra.
Sus fotografías empiezan a tener una proyección internacional; en 1936 participa en la Exposition internationale de la Photographie contemporaine en el Musée du Louvre, la primera exposición de fotografía que tuvo lugar en un museo estatal, y en 1937 en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York. Al mismo tiempo, sus fotografías se empezaron a publicar en anuncios y revistas. Tras dos pequeñas colecciones de fotografías de perros y gatos, en 1938 saldrá su primer libro importante, Petits et Grands (publicado como Big and Little en Inglaterra y Estados Unidos) y Animal Language junto al eminente biólogo Julian Huxley (hermano del escritor Aldous Huxley).
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación de París, Ylla vio interrumpida su carrera, pero en 1941 el MOMA le consigue un visado para emigrar a EEUU y abre enseguida un estudio en Nueva York.
Entre 1944 y 1954 produjo diez libros, entre los que destacan varios diseñados para niños como Le Petit Lion (1947) con texto de Jacques Prévert -lanzado al mismo tiempo en EEUU como The Sleepy little Lion con una selección más grande de fotografías dispuestas en un orden diferente, escrito por Margaret Wise Brown- y libros de ciencia como Animals (1950), de nuevo con texto de Julian Huxley, y, en la edición francesa, Des Bêtes, acompañado por un poema de Jacques Prévert.
Después de fotografiar animales domésticos y de
zoológico, en 1952 viajó por África durante tres meses donde pudo, por fin, captar
animales salvajes en su hábitat natural para su libro Animals in Africa. Una experiencia emocionante que le lleva en
1954-1955 a la India donde toma las fotografías que dieron lugar a dos libros, Animals in India y The Little Elephant.
El interés que el público mostró por su obra hizo que
aún se publicaran siete libros más después de su muerte el 30 de marzo de 1955 e incluso su vida fuera
plasmada en cómic.
¡Maravillos perfil!!! Besos, Ana
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