“Las alas
de December son azules. Las usará para volar y buscar un hogar. El hogar de
December será un sitio donde haya estaciones, donde nieve en invierno, donde,
en primavera, las flores sean de colores tan intensos que brillan en la
oscuridad y las piletas para pájaros siempre estén llenas de agua de lluvia”
December lleva su biografía a todas
partes. La chica pájaro: una historia extraordinaria es un libro con cubierta de piel morada que puede abrir por cualquier
página para recordar quién es y de dónde viene. Un libro
que nadie ha leído nunca porque podrían utilizarlo contra ella para internarla
en algún sitio y ya no podría volar (“A veces no decir toda la verdad es lo
más sensato”). Tampoco se separa de su Guía
completa de aves: volumen I, aunque este no le importa
compartirlo. Se lo
regaló su madre antes de abandonarla y conoce cada línea de
memoria. December es una experta en aves, en sus costumbres, sus
reacciones y su vuelo y utiliza ese conocimiento como guía para relacionarse
con las personas de su entorno. Su vida en anteriores casas no ha sido fácil y Adrian, su trabajador social, espera que su nueva madre de
acogida, Eleanor, pueda ayudarle como hace con las aves que llegan a su centro
de recuperación para animales heridos.
Sandy Stark-McGinnis cuenta que el
germen de La chica pájaro fue un artículo del periódico sobre un terrible suceso en el que una madre
había agredido a su hija pequeña bajo los efectos de la metanfetamina.
“Después de leer el artículo, me preguntaba
cómo sería capaz la niña de sobrevivir, emocional y físicamente. ¿Cómo iba a
aguantar y encontrar un lugar para sanar?”
Stark-McGinnis utiliza con
maestría la metáfora del vuelo para responder a estas cuestiones y narra, en primera persona, la
evolución vital de December, una niña de once años que, tras su traumática
experiencia, construye una sólida fantasía en la que encuentra
la fuerza necesaria para superar el dolor, la soledad, el miedo y el abandono y
conseguir hacer realidad sus deseos. Este difícil equilibrio entre la
vida real y su fantasía -el hecho de que la protagonista sea tan
consciente de ello- ha sido uno de los ingredientes que más me ha
atraído de esta novela.
También la delicadeza y la
constancia con que los personajes secundarios, Eleanor y Cheryllynn -la chica transgénero que le brinda su amistad desde el
primer día en el colegio- saben ganarse la confianza de December.
Aunque aún no ha habido tiempo para
testarla en el aula, sí que he imaginado la emoción y el asombro con que habría
leído La chica pájaro con once o doce años. Espero que muy pronto consigamos un lote de
nuestra imprescindible Red de Bibliotecas Públicas para
compartir, conversar y disfrutar con niñas y niños esta lectura.
Hace tan solo unos días, cerraba esta reseña con las palabras de Amelia
Earhart, mujer pionera a la que también se rinde homenaje en estas
páginas:
"Nunca interrumpas a alguien que está haciendo algo que dijiste que era imposible hacer"
Poco imaginaba cómo iba a cambiar
todo por la amenaza del
coronavirus. Las clases presenciales se han suspendido y debemos
quedarnos en casa y aprender nuevas rutinas. Yo he aprovechado para
leer y conversar, como hicimos este verano con Biografía de un cuerpo, con mi hija. Os dejo con ella, a ver qué os dice.
Hola, Simón al habla, vuelvo una
vez más para compartir mi punto de vista sobre una lectura con mi madre y por
ende con todos vosotros.
La Chica Pájaro me ha parecido
un libro maravilloso, recomendable para una gran variedad de lectores ya que, a pesar
de pertenecer a la literatura infantil, yo con mis 18 años lo he
disfrutado al máximo. Esto puede deberse a la hondura de la historia,
que, a pesar de no contar con extensas ni muy complicadas descripciones,
adquiere una gran profundidad con respecto a lo que cuenta.
En muy poco tiempo conecté con December, que me resultó un personaje
cautivador. Disfruté mucho al ver como clasificaba las cosas que le gustaban o no en
una escala de colores (siendo el naranja la peor puntuación y el azul la mejor)
y también, como ha dicho mi madre, con su forma de relacionar distintos
animales con las personas que la rodeaban, sacándome en más de una ocasión una
gran sonrisa.
Sin embargo, y a pesar de que ver con cuánta madurez y
perseverancia Cheryllynn defendía su identidad ante las otras niñas me llenó el
corazón de orgullo, creo que la autora la sobreintelectualizó,
dibujando un personaje mucho más maduro de lo que podría ser una niña de once
años.
Por otra parte, aunque el final me encanta, la escena donde se enfrentan a
las “niñas buitre” me pareció irreal; ojalá la vida fuese tan sencilla
y ese tipo de persona se arrepintiera, así como así, de sus actos.
Para finalizar, como curiosidad, mi madre pensó que el que la madre de
December nombrara a su hija como el mes en que nació, podía ser una muestra de
su desinterés por la niña. Sin embargo, me di cuenta de que en la dedicatoria
la autora menciona que su hija se llama Summer (verano), lo que me lleva a
contradecir a mi madre y atribuirlo meramente a una diferencia de gusto con los
nombres.
En conclusión, yo recomendaría este
libro para todas las edades ya que cuenta una hermosa y profunda historia.
¡Cuidaos
y leed mucho!
No hay comentarios:
Publicar un comentario