UNA HISTORIA DE AMOR
¡Estamos de enhorabuena! Adolfo Córdova -periodista,
escritor, investigador y promotor de lectura- vendrá al cole para celebrar con nosotros el Día de la Biblioteca.
Nos contará sus experiencias con los lectores en la
Biblioteca Vasconcelos de la Ciudad de México y en las dos bibliotecas para las
que ha obtenido una beca de investigación este año: la Biblioteca Internacional
de la Juventud de Múnich, y el CEPLI, en la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca.
También tendremos sus libros. Os hablaremos de su
primera novela, Para la niña detrás del árbol
(Pearson 2016), para que empecéis a conocerlo como autor.
El protagonista de la novela, Julián, es un niño de 10
años, un gran lector, que está enamorado
de Ana. Amor y literatura, ¿qué os parece?
Seguro que algunos pensaréis que va a ser un rollo, pero desde la primera página veréis hasta qué punto el autor ha conseguido ponerse a vuestro lado y contar una historia de amor entre niños de Primaria sin ñoñerías ni cursiladas.
Adolfo Córdova narra el despertar del protagonista al amor y la sexualidad con toda su intensidad de dudas, inseguridades, deseos, sueños y obsesiones, con unos sentimientos profundos y universales. Y esto no es fácil de encontrar en la literatura de ficción para niños de Primaria.
Julián, está en un periodo difícil de transición entre
el niño que ha sido y el adolescente en el que se convertirá cuando entre en
secundaria.
El autor, construye un
personaje complejo que tiene que asumir sus cambios y contradicciones al tiempo
que siente el rechazo de los adultos, que no saben cómo tratarlo ni ayudarle a
entender lo que siente, porque ha perdido los encantos de la niñez. Su hermano
dice “que los romances en la primaria son
efímeros” y ni siquiera sus amigos
lo entienden.
Pero Julián lo tiene muy claro y se propone conquistar
a Ana contando historias en las que ella es protagonista. Se enlaza el amor por
Ana con el amor por la literatura, por el poder de las palabras; palabras que
lo cambian todo, que pueden doler, que pueden quedarse guardadas…Julián nombra a
Ana para que se haga real.
La maestra Teo, que aparece en la historia de repente como
lectora de los cuentos que ha ido intercalando Julián, acude en su ayuda
alentándole a escribir. Es
un personaje antagonista del resto de profesores, un adulto que respeta al niño
como persona, conoce su intimidad y le hace descubrir el plan y el regalo perfecto
para conquistar a Ana.
Adolfo Córdova destaca los sentimientos que despierta en el niño la
forma de ser de Ana, no su apariencia física. De ella apenas sabemos que “Tiene el pelo muy largo y unos ojos de un
azul que cambia”. Y que parece un hada
“alta, de piel suave y cabello largo y suelto”. A Julián le gusta su olor,
la risa cómplice: “Nos reímos tan
fuerte, pero tan fuerte, que me enamoré más. Ana tiene dientes grandes y
la risa igual de grande”.
El cierre de la narración con la voz de Ana nombrando
a Julián parece un guiño a La historia
Interminable ya que da una sensación circular, de que se podría empezar a
contar otra vez la historia desde una voz diferente, desde la que veríamos si los
miedos e inseguridades de Julián eran, o no, fundados (pero ésta es otra
historia y deberá ser contada en otra ocasión).
Adolfo Córdova es entusiasta y generoso y no ha dudado
en responder a algunas preguntas sobre Para
la niña detrás del árbol.
- Como autor de LIJ
¿Qué querías con Para la niña detrás del árbol? ¿Por qué elegiste que tus protagonistas fueran niños de Primaria?
- Esta novela es, en buena medida y como tan puntualmente notas en
tus comentarios, una declaración de principios. Una especie de manifiesto de lo
que soy. Así que me parece que con Para la niña detrás del árbol quería, de
entrada, mostrar quién era yo en ese momento: una mezcla de mis recuerdos de
infancia (soy lo que fui de niño) y de mi presente como adulto que aspiraba a
conquistar a la chica de sus sueños y a publicar su primer libro. En efecto: si
iba a empezar una relación para siempre con los lectores era natural primero
presentarme.
La primera línea de la novela es “Supe que estaba enamorado porque
empecé a escribir”: quería que supieran, además, que escribir y estar enamorado
se parecen (¿intentar enamorarlos de la literatura?). Por eso traté bien a mis
personajes y pensé bien cada palabra en la historia: para demostrarles respeto
como lectores. También quería emocionarlos y divertirlos, hablarles de algo que
me parecía podía importarles, significarlos, implicarlos, y con eso mantenerlos
leyendo. Que mi libro fuera un puente a otros libros; que intuyeran que la
literatura nos compensa y que a través de la ficción podemos nutrir nuestra
realidad. Incluso quería darles pistas concretas para escribir historias.
Como escritor me parecía que podía desafiar un poquito las
convenciones sobre lo que se considera “adecuado” para niños y niñas de las
edades de Julián y Ana, 10 y 11 años. Afirmar con el libro que hay niños y
niñas que se enamoran a esa edad. No lo digo yo, lo dicen sus hormonas, pero es
un tema que muchas veces preferimos ignorar u ocultar porque incomoda y porque,
efectivamente, puede ser un tema delicado. Pero ello no lo hace menos real para
quien lo vive. Dar visibilidad a las emociones naturales de un niño o niña que
se enamora de otro niño o niña es mejor que decir que eso no existe o que está
mal.
Por otro lado, esa edad es una especie de limbo: ya no eres pequeño
pero tampoco puedes decir orgullosamente que entraste a la adolescencia. ¿Qué
eres? Algunos de tus compañeros son más inmaduros, otros no hablan nada, nadie
sabe qué está pasando. Hay quien todavía cree en las hadas y otros que
quisieran tener edad suficiente para usar desodorante. Y muchos, como Julián,
sienten ambas cosas. Mezclar fantasía y realidad era un reto y para ello hice
mucho trabajo como periodista, entrevistando a muchos niños y niñas de esa edad,
principalmente a mi sobrino.
Y, finalmente, el prejuicio dice que las novelas de amor son para
niñas, yo sentía que podía escribir una novela de amor que, aunque por supuesto
no excluye a las chicas, me interesara que hablara en especial a niños
enamorados.
- En Para la niña detrás del árbol dices, en la voz del
protagonista, que hay dos palabras prohibidas en Primaria: Sexo y drogas, sin
embargo, los personajes hablan de sus inquietudes con respecto al sexo. ¿Hubo censura por parte de la editorial o
autocensura en la forma en que hablas de ello? ¿Existía el temor de que no se
recomendara la lectura de tu libro por tratar un tema tabú en Primaria?
- No, nada de censura de parte de la editorial. Tuve una gran
editora, Aline Hermida, nada asustadiza, valiente en su misión de armar la
primera colección de literatura para Pearson Latinoamérica, que me dio total
libertad. Tampoco autocensura. Yo dije lo que sentía que los personajes tenían
que decir. Intenté ser fiel a eso. No iba a dar lecciones de sexualidad ni
tenía una agenda de temas provocadores. Los escritores que sólo buscan
“escandalizar” son tramposos. A esa edad lo que tiene que ver con “sexo y
drogas” está muy empañado. Traté de hablarlo como me parecía que lo abordarían
un grupo de amigos de 10 años. Mezcla de mitos y realidades, mucho más sugerido
que dicho tal cual. Como sea, según la mente del lector, hay asuntos, que
quedan bastante claros. Que yo sepa, por lo menos en dos primarias en México,
el capítulo “La mano pegajosa” ha provocado crisis a algunos profesores que no
saben si leerlo, arrancar las páginas o mandarme a llamar para que yo les
explique a los niños qué quise decir. ¡Pero no hay que explicar nada! Cada
quien lee y entiende hasta donde le interesa.
- Las referencias a Clásicos de la Literatura infantil son el
denominador común con otro título tuyo, ilustrado por Riki
Blanco, El dragón blanco y otros
personajes olvidados (FCE, 2016),
que ha resultado seleccionado para el catálogo White Ravens 2017. Julián lleva un recorrido de lecturas muy
extenso y variado para tener 10 años. ¿Qué pensarán sobre esto los lectores?
- Si leyeron Matilda, sabrán que es posible. No, aquí yo sé que
estiré un poco lo que puede considerarse verosímil para un niño de esa edad.
Fue un riesgo que decidí tomar. Puede que no resuene con muchos lectores ese
aspecto tan “letrado” de Julián (que también se refleja en los cuentos que le
escribe a Ana en la novela), pero siento que en la construcción particular de
ese personaje podía ser posible. Y que, en el mejor de los casos, podría
inspirar o despertar la curiosidad de los lectores.
- En tus libros se percibe una admiración profunda por la obra el
escritor Michael Ende (y en los últimos meses has trabajado en su mesa y has
conocido a su segunda esposa durante tu estancia en la Biblioteca Juvenil Internacional de
Múnich como investigador en LIJ). Ende
se dirigió al lector como su igual porque
no escribía para niños, sino para el niño que él había sido. ¿Cómo
influyó en ti como lector? ¿Y como escritor? ¿Para quién escribe Adolfo
Córdova?
- Suena fantástico lo que escribes (y un poco “groupie” de mi parte):
sentarme en la mesa de Ende y conocer a alguien que fue tan cercana a él. Pero
ahora que lo pienso cuadra bien con lo que Ende representa para mí: la
posibilidad de habitar cualquier mundo y comenzar cualquier historia en
cualquier momento. Eso es muy poderoso. Quizá escriba para lectores que crean
en esa infinita posibilidad (o que todavía no crean pero lo deseen). Lectores
que busquen en los libros los dragones que no hay en la realidad y vayan a dar
una vuelta en ellos igual que Atreyu. Como lector y escritor busco palabras que
me llamen, llamar a otros (como el libro que llama a Bastian); que me conduzcan
a otros libros, invitar a los lectores a otros libros. Precisamente: la
interminable historia de la literatura.
Adolfo Córdova y Carmen Segovia |
- Conocemos a Carmen Segovia por el comic “Gloria, palomas y
perros” que cierra El libro de Gloria
Fuertes antología de poemas y vida de Blackie Books y sabemos que ella fue
la primera persona que te habló de la poesía de Gloria Fuertes. ¿Qué crees que aportan sus ilustraciones a
Para la niña detrás del árbol?
- Las ilustraciones de Carmen en la novela le dan más carácter a los
personajes. En algunos casos les añaden ternura, en otros, osadía. Pero también
pueden ser muy poéticas, como la escena en la que Julián y Ana se encuentran en
el jardín y al parecer un primer beso será inminente. Como nota personal, ya
que Carmen nos conoce, Julián y Ana se parecen a mí y a mi pareja, Mariela. Eso
ha hecho este libro aún más entrañable para nosotros.
- Por último, preguntamos a Adolfo dónde podríamos comprar su
libro, ya que la editorial Pearson no lo distribuye en España.
- Se puede comprar por Amazon o en las librerías La
Fabulosa (en Madrid) y El petit trésor en Vic, Barcelona. O pueden visitar la
página https://detrasdelarbol.wordpress.com/ para leer el primer capítulo, ver algunas ilustraciones y otros recursos que
preparé especialmente: un “inventario” de plantas, hadas y Anas, testimonios de
niños y niñas que me dijeron qué era para ellos estar enamorado y hasta un test
por si hay algún lector que no esté muy seguro si lo que siente son mariposas
en el estómago o un simple dolor de panza porque comió chicharrones.
Encantados con sus respuestas e impacientes por
recibirlo, nos despedimos. Si quieres saber más, visita este enlace a su blog Linternas y Bosques.
¡Nos vemos en la
biblioteca!
Excelente historia. Una manera muy sencilla y peculiar de expresar las emociones que causa el enamoramiento.
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