viernes, 21 de enero de 2022

LOS HERMANOS WILLOUGHBY


Esta historia es muy cruel. ¡Ni se te ocurra reírte!

¿Imaginas una familia en la que los padres desean librarse a toda costa de sus hijos mientras los hijos planean “el crimen perfecto” para deshacerse de sus padres? ¿Imaginas cuánto nos hemos reído, a pesar de la advertencia en la portada, con sus peculiares peripecias? ¿A cuántos personajes de Roald Dahld y otros huérfanos –huérfanas en especial- de cuento hemos recordado? 

La primera vez que leí Los Hermanos Willoughby  me enganché con la ironía, el humor gamberro e irreverente típico de Dahld, sus personajes estrafalarios, el homenaje, en la trama y los personajes, a clásicos de la LIJ y me pregunté si la autora habría leído también Matemos al tío,
 
un título mítico de Rohan O'Grady con portada de Edward Gorey publicado en 1963, y habría querido hacerle un guiño poniéndole el nombre del protagonista, Bartnaby, no a uno, sino a cuatro de sus personajes. 

Lois Lowry es una escritora americana, que ha vivido desde niña en varias ciudades de Estados Unidos y Japón por los diversos destinos de su padre como odontólogo militar y, más tarde, junto a su propia familia. Lois era una niña solitaria, la mediana de tres hermanos, que vivía en el mundo de los libros y en su propia imaginación. Leía a los clásicos de la literatura infantil -en los años 40 no se publicaba tanto para niños como hoy en día, dice Lois, pero los libros de mi infancia estaban llenos de chicas valientes y letradas como Jo March o Anne Shirley- y desde los ocho años deseó ser escritora. En una entrevista reconoce que su madre le transmitió el poder de la literatura porque le leía en voz alta y la vio conmoverse y llorar con un libro como nunca antes la había visto hacerlo. 

Empezó a trabajar como fotógrafa y columnista independiente en los años 70 y, tras doctorarse en Literatura Inglesa, comienza su carrera como escritora. Su primera novela, publicada en 1977, fue Un verano para morir basada en su propia experiencia por la temprana muerte de su hermana y del efecto de esa pérdida en su familia. Desde entonces ha escrito 46 libros y ha obtenido numerosos premios, entre los que destaca el Premio Newbery, otorgado a dos de sus obras ¿Quién cuenta las estrellas? en 1990 y El dador en 1993 y ha sido finalista en tres ocasiones del Premio Hans Christian Andersen. 

Lowry, conocida por tratar temas complejos en sus obras infantiles, confiesa que su mayor deseo ha sido transmitir a niños y jóvenes, a través de la escritura, su apasionada conciencia de que vivimos entrelazados en este planeta y que nuestro futuro depende de que nos preocupemos más y hagamos más los unos por los otros.

En Los Hermanos Willoughby, Lois se inspira en ese mundo literario de su infancia para describirnos con ironía y humor a una familia chapada a la antigua con cuatro hijos y unos padres que se olvidaban a menudo de los niños y se ponían de mal humor cuando se los recordaban. A partir de esta presentación, la trama se va hilvanando con referencias a cuentos clásicos; aparece en su puerta un bebé abandonado, lo dejan en el porche de la mansión del comandante Melanoff, al que, como le sucediera al viejo  Scrooge, una tragedia del pasado le había quitado las ganas de vivir, la lectura de Hänsel y Gretel revela a los Willougby su deseo de librarse de los niños y a ellos su deseo de orfandad para parecerse a tantos huérfanos ilustres que aparecen en los cuentos , Mary Lennox, Pollyanna, Ana de las Tejas Verdes, James el del melocotón gigante… y los Willoughby contratan a una niñera, como tantas niñeras de cuento, para que se quede con los niños mientras ellos realizan su fantástico viaje. La acción avanza desde las vivencias de estos personajes- Los Señores Willoughby en sus vacaciones con la Agencia de Viajes Reprobables, la niñera y los hermanos en la casa familiar, el comandante Melanoff con la pequeña Ruth en su mansión, la mujer de Melanoff y su hijo desaparecidos en Suiza- que se van entrelazando hasta llegar al desenlace final.

Los Hermanos Willoughby llegó a nuestra escuela en las novedades para el curso 2019-2020 y, después de comprobar que triunfaba como préstamo individual, enviamos una desiderata a la BPE de Cuenca para que lo incluyeran en sus lotes para Club de lectura. Desde entonces, no hemos dejado de leerlo, ni ha dejado de proporcionarnos momentos divertidos y hacernos reír. 

Como cuando imaginamos de qué objeto podríamos disfrazarnos para pasar desapercibidos cuando hubiera posibles compradores visitando nuestra casa, o creando nuevos inventos para la fábrica Melanoff.

O al  incorporar al léxico del aula el lenguaje inventado por su hijo en Suiza:  

“Holastrausen , Belenheisen” “Hachta lueguen, cocodrilen”

También hemos visto "El jardín secreto" dirigida por Agnieszka Holland (1993) que nos ha gustado muchísimo y "Los Willoughbys", película de animación con guión de Kris Pearn y Mark Stanleigh basada en el libro de Lois Lowry que nos ha decepcionado bastante, como explica Ángela (10 años), después de ver la película y comentarla entre toda la clase:

"En el libro no conocemos al narrador y en la película es el gato. Me gusta más el libro porque es más misterioso. 
Los personajes me gustan más en el libro; Jane resulta más lista al ser la pequeña y como los padres pasan de ellos, Tim es el que manda y no es tan miedoso ni tan torpe como en la película.  La niñera es más bromista y las frases más graciosas del libro - "Hachta lueguen, cocodrilen" y "Mira, es Pedro el cabrero, el amigo de Heidi"- no salen en la pelicula. La Ruth de la pelicula es más graciosa, pero en el libro los personajes son mejores, con una personalidad diferente cada uno.
En la película desaparecen las referencias a libros de huérfanos y cuentos de antaño. Prefiero el libro porque cuenta muchas cosas que, en la película, no salen como el hijo de Melanoff y su esposa y el jefe de correos que son muy importantes en el libro. En conclusión, me ha gustado mucho más el libro."

Íbamos a despedirnos, pero acaba de llegarnos El regreso de los Willougby y esperamos continuar la diversión. Ya os contaremos.

"Hachta pronten, cocodrilen"