lunes, 31 de julio de 2017

EL VERANO DE JOHN SILVER



¿CUENTO O ENSAYO?


Seguro que alguno de vosotros está preparando el equipaje y otros os quedáis en casa con tiempo para soñar aventuras. Para todos los lectores a los que os guste “que les cuenten historias, relatos a caballo entre la realidad y la magia, relatos que les fascinen y al mismo tiempo les dejen con dudas, misterios sin resolver…” coged el último libro de Arianna Squilloni para que os acompañe estas vacaciones.

Yo, que rehago mi maleta para volver a casa, he disfrutado muchísimo con la lectura de El verano de John Silver, con las aventuras de unos niños que crean su paraíso en una playa alejada y peligrosa mientras la niña lee La isla del tesoro. Mis primos, mis hermanos y yo, construimos ese mundo propio en el granero que había sobre la casa de mis abuelos en los largos días de verano. No era un mundo marino, de azul y sal, sino amarillo y ocre, con olor a polvo y trigo, pero los lazos  que se tejían entre nosotros podían ser los mismos. Arianna, nos cuenta una historia que nos habla de sentimientos y sensaciones que cualquier niño o adolescente puede hacer suyos. Los personajes  están muy  bien construidos, se complementan en ese mundo privado en el que habitan; hay un equilibrio, Pier  en lo terreno, aunque sea el fondo  marino, y ella en lo trascendente:

“Yo sabía que cuando nadaba y sus pies  rozaban el fondo, Pier  le contaba a ese mar sus deseos más secretos.
Por  mi parte, miraba al cielo y dejaba  que Pier susurrara, solitario y sumergido en el agua, en la que me apoyaba como en manos amigas.”

(Y por esas  extrañas  conexiones  que hace la mente, acompaño la lectura de estos párrafos con el tarareo de la estrofa de Krahe:

       "Nos ocupamos del mar
         y tenemos dividida la tarea.
                                              
          Ella cuida de las olas
          yo vigilo la marea.

          Es cansado,
          por eso al llegar la noche
          ella descansa a mi lado
          mis ojos en su costado". )

También me parece un libro muy sensual;  pude sentir en la piel de la protagonista la caricia del sol o del agua desde la punta de los pies. Notaba como el personaje femenino tomaba conciencia de su cuerpo; como una niña que empieza a entrar en la adolescencia. Y de repente, en esa ensoñación “adivinando presente y futuro” en el que dibuja un rostro (con arrugas) y un cuerpo (con cicatrices) siento una niña mucho más adulta que me desconcierta un poco, como si hubiera pasado el tiempo y yo no lo hubiera percibido en la narración, pero que vuelve a ser niña cuando su primo le lame la sal del antebrazo (nuestros juegos en el granero terminaban a menudo con mi primo diciendo “y yo me casaba contigo porque eras muy guapa”, jajajajaja). Es esa sensación de tiempo detenido que tienen las ensoñaciones, algunas vivencias y los recuerdos.

Pero…John Silver se hace real y aparece la pequeña concha que despierta el deseo de posesión y la sospecha de haber sido traicionado por el otro; la concha desaparece y con ella el orden y la armonía que regía su mundo.  Así termina “Orejas de mar”. El conflicto no se va a resolver hasta que,  pasados los años, los dos adultos, que añoran el paraíso perdido, lo que compartieron antes de sentir la punzada de la traición, se reencuentren en la vieja casa familiar.

El verano de John Silver es un libro sin imágenes,  nada  interfiere entre la palabra escrita y el lector. Por eso, las connotaciones que la figura de John Silver lleva al imaginario de  cada uno- inquietud, sospecha, peligro, traición, oscuridad- adquieren tanta fuerza.

John Silver por N.C. Wyeth

Arianna Squilloni, además de autora sobre todo de “libros para niños pero no solo”, también es editora de A buen paso, una editorial para caminantes curiosos,  y  ha querido explicar con esta historia porqué fundar una editorial de libros para niños le pareció la única opción vital posible.

Me ha encantado la historia, la pregunta que la genera -¿En qué momento paramos de disfrutar de la belleza y queremos hacernos con ella?- y la forma en que está contada, pero, como dice Arianna en la presentación del libro sobre las historias que le gustan, al mismo tiempo me deja con dudas que me he atrevido a plantear a la propia autora y que generosamente ha contestado para que las incluya en esta reseña. 

- ¿Arianna, por qué has querido explicar con esta historia tu decisión de hacerte editora de libros para niños?

-Cuando se lo comenté a Jesús de Milrazones y él leyó el cuento, él lo tenía clarísimo, incluso más que yo. Leía la historia en clave de editor, entonces cuando la narradora dice que Pier se ocupa de sumergirse en el mar y ella en cambio se encarga de la logística... Pues, Jesús decía: "¿Ves? ¿Ves? Ese es el espíritu del editor que se encarga de las cajas, de fechas, envíos y llegadas de los libros!".

Esta historia hacía tiempo que rondaba por mi cabeza, de repente un verano de hace unos pocos años, precisamente en el pueblo de familia, me senté y la escribí. Y se quedó así, hasta que Jesús me sugirió algunos cambios, a raíz de los cuales la segunda parte (Talparia talpa) se volvió menos fragmentaria y más discursiva. Y llegó también la introducción.

En realidad al final para mí en esta historia aparecen dos maneras de habitar el mundo. Hacer con el objetivo de conseguir acumular dinero y privilegios; y acumular tanto como para llegar a ver cualquier hallazgo, cualquier lugar, objeto o persona con la que te encuentres como algo con lo que puedes hacerte y, si puedes, entonces debes. Y una manera que se deja sobrecoger por la maravilla de cada instante que pasa y que lo que desea es, en la medida de lo posible, tratar de multiplicar esa sensación de belleza y de asombro. Al final creo que la labor de un editor tendría que consistir en eso. Dejar que la belleza acontezca, disfrutarla y darla a disfrutar. A meditar.
Me encanta que me cuenten historias, creo que en las historias entendemos quiénes somos, creo que además un lector puede dejar que resuenen con su propia historia y llegar a realizar sus propios hallazgos más allá de lo que la persona que escribió el texto pudo imaginar.

-El verano de John Silver tiene cuatro partes: Presentación, en la que explicas tus intenciones al contar la historia (imagino un interlocutor adulto), Orejas de mar, donde los protagonistas son niños y que cuenta la historia hasta que se produce el conflicto, Talparia Talpa en donde ya son adultos y Apéndice: John Silver no hace nunca nada sin querer en la que se mantiene un diálogo imaginario y unas reflexiones entre adultos. ¿En qué lector pensabas al escribir este libro? ¿O piensas que, como mantenía Germán Machado al hablar de En las nubes de Ian Mc Ewan, los buenos libros no tienen edad?

-Sí, pienso que los buenos libros no tienen edad. Sí, creo que sí… lo que pienso es que cada historia tiene su manera de ser contada y hay que encontrarla. Esta historia nació como una narración en fragmentos, como pequeños destellos, imágenes que se quedan en la retina y de allí cuelan hasta el alma y cavan su camino, su morada dentro de ti. Llegan de esta manera, en fragmentos. Y si los miras uno al lado del otro, poco a poco empiezas a encontrar conexiones entre cada uno de ellos y los hilos que dibujan la trama sobre la que se sostiene el mundo que cada uno es, que cada uno vive.

No sé para qué edad es. Algunas personas me han dicho que la primera parte les parece de cuento juvenil, pero que el final les descoloca porque se vuelve adulto, se baña en una mirada adulta. En realidad yo no lo había pensado como un texto juvenil; para mí era un texto adulto y, de eso estaba segura, un manifiesto. Lo considero un manifiesto aunque esté contado con las palabras de la ensoñación.

-Siguiendo con el ejemplo de En las nubes, existe una edición inglesa con ilustraciones de Anthony Browne y la de Anagrama sin imágenes (sólo un gato negro en la cubierta). A buen paso es una editorial de libro álbum para niños. ¿Por qué has elegido un texto sin imágenes para contar tu historia?

-En algún momento pensé en la posibilidad de ilustrarlo. De hecho cada vez que pienso en imágenes para este libro no puedo evitar pensar en una ilustradora italiana en concreto (a ver si la adivinas… No creo que tenga nada traducido al español, pero sus acuarelas quitan el aliento). Lo que pasa es que al mismo tiempo creo que a este libro le va bien quedarse con la palabra, porque habla discurriendo por percepciones casi inasibles, esas que agarras por la cola con la punta de los dedos. Es un libro que va de deseo y el deseo está siempre ansiando por una parte que falta.

-Tú eres editora, pero publicas tus libros como autora en otras editoriales. ¿Por qué elegiste Milrazones Ligeras para El verano de John Silver?

-Porque me cuesta publicarme a mí misma, lo encuentro poco elegante. Eso me genera varios conflictos conmigo misma, porque hay historias que sí me gustaría publicar y hasta las veo realizadas. A eso hay que añadirle el hecho de que no confío en mí misma como editora si me tengo que editar a mí. No solo porque soy italiana, sino porque confío en la mirada de un buen editor para terminar de armar un buen libro. Con Jesús nos hemos conocido coincidiendo en ferias y jornadas y aprecio su manera de ser y hacer. Pensé que él entendería de qué iba la historia y por qué me apetecía publicarla en una colección de ensayo. Además el nombre de Milrazones Ligeras me encanta. No me gusta la reflexión severa, el pensamiento que se toma en serio. Me gusta la mente que piensa, eso sí, y luego se para y mira, observa, contempla.

-Nos cuentas que "A día de hoy, la copia de La isla del tesoro huele a sal y, en la estantería, con todas las olas que se han grabado en sus páginas, ocupa el lugar de un libro de tres tomos". Desearía que con esta lectura surgiera el deseo de conocer La isla del tesoro de Stevenson. ¿Qué edición les recomiendas a los lectores en castellano?

- ¡Ay! Mi edición es una vieja edición italiana… Mi compañero recuerda que disfrutó con la lectura de la Isla del tesoro en la edición de la biblioteca básica de Salvat de finales de los años ’60, traducida por Nicanor Ancochea. Pero, si quieres leerlo en versión original, entonces la mejor es la edición de Atheneum Books for Young Readers con las ilustraciones de N.C. Wyeth.

Nos despedimos con esta última pregunta y damos las gracias a Arianna por hacer posible que compartamos la belleza de todos los libros de A buen paso y de los que publica como autora.
  
¡Feliz lectura y feliz verano con John Silver!