Con el ojo de la i
Texto:
Mar Benegas
Ilustraciones: Olga Capdevilla
Editorial:
A buen paso 2015
El
álbum que tengo entre las manos pide ser contemplado, tocado, leído, escuchado,
hojeado, sentido… una y otra vez, una y otra vez. Olga Capdevilla contaba en
una entrevista que había hecho el libro que a ella le hubiera gustado tener
cuando era niña y lo ha concebido como un libro-juego que evoca un poco, con
sus colores planos, mates, y su tacto de cartulina, a esas cajas de juegos
reunidos de los años 70 y 80.
Con el ojo de la i responde
a algunas de las características que su editora, Arianna Squilloni, considera
fundamentales del libro álbum: la contemplación y la resonancia. “Poemas para
ir en tren”, pone con un cuño en su portada, y podemos escuchar ese sonido del
tampón al estamparse en nuestro pasaporte que indica que estamos a punto de
comenzar el viaje. Con el billete en la mano escuchamos la voz del revisor:
¡Viajeros al tren!, pasamos la página, y encontramos a las letras bulliciosas que
esperan en el andén; con el primer poema nos ponemos en marcha al ritmo de las
palabras.
Durante
todo el trayecto podemos sentir en los poemas el ritmo de los viajes en tren,
ese traqueteo acompasado que nos hace habitar entre la ensoñación y lo real mientras
contemplamos el paisaje. Mar Benegas nos ofrece poesía como ritmo, como música,
para que el niño la perciba con su cuerpo, pero además, nos está planteando la
poesía como juego. Nos invita a seguir las pistas que nos irán dando las
letras-personajes para que podamos
resolver los misterios que el detective y su perro no son capaces de descubrir.
Mar
Benegas no teme entrar en la poesía por el cuarto de los niños. Los conoce bien
y los respeta porque hace poesía a “pie de cole” contagiando, en sus talleres
para niños, docentes y otros mediadores, su pasión por la palabra. Sus libros
anteriores- A lo bestia, 44 poemas para
leer con niños, Abecedario del cuerpo imaginado, la caja de las palabras…-no deberían faltar en nuestras
bibliotecas escolares.
En Con el ojo de la i Mar añade un ingrediente
más, la transgresión. Al utilizar lenguajes secretos, hablar y escribir en
clave, hablar y entender el lenguaje inventado por Cortazar en Rayuela, recitar trinos, trabalenguas y otros juegos de palabras, nos permite romper
moldes y normas gramaticales y lingüísticas; El niño se divierte y el libro se
convierte –texto, ilustración y edición, en perfecta sintonía- en un juego de
mesa que hará nuestro viaje con las palabras mucho más placentero.
Y
así, entretenidos jugando, hemos llegado al final.
Lee el letrero, ¿Qué pone?
Pues
volvamos a empezar.
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