domingo, 7 de marzo de 2021

ILUSTRAR LA MEMORIA. ANTONIO SANTOS


COPLAS POR LA MUERTE DE SU PADRE


¿Quién no conoce las coplas de Jorge Manrique? Muchas las aprendimos de memoria en el instituto, o en la voz de Paco Ibáñez, incluso los tópicos literarios que contiene - “la fugacidad de la vida”, “la muerte igualatoria”, “la vida como un río”- han pasado a formar parte de nuestra lengua cotidiana con expresiones tomadas de las coplas que se han convertido en lugar común de nuestro imaginario y nuestras conversaciones.

En estos momentos en que, debido a la pandemia, estamos sufriendo tantas pérdidas y somos tan conscientes de la presencia de la muerte en nuestras vidas, las Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique acuden a ofrecernos el mismo consuelo que cuando fueron escritas por el poeta para mantener viva la memoria de su padre. Un padre que es también el mío -gran recitador de estas coplas- el tuyo, el nuestro, el de todo ser humano, porque la experiencia de la muerte es atemporal y universal. Por eso, porque nos siguen hablando con la misma intensidad, las coplas de Jorge Manrique son un clásico y en esta lujosa edición de Nórdica, Coplas por la muerte de su padre en la mirada contemporánea de Antonio Santos, como anuncia su título, un clásico renovado. 

Antonio Santos es un artista, trabajador incansable, ilustrador, cartelista, grabador, escritor, pintor, escultor, constructor de juguetes, domador de pulgas…gran amigo y autor muy querido en nuestra Biblioteca Escolar.

Su vocación artística se despierta a los nueve años junto a los grandes pintores de su familia -su tía Ángeles Santos y su marido Grau Sala- que serán sus primeros maestros. Estudia Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y poco a poco, sin dejar sus exposiciones, empieza a dedicarse al mundo de la ilustración, un mundo que le resulta mucho más amable y acogedor que el de las galerías de arte. 

En el año 2000, animado por Isidro Ferrer, publica Y con la cebra qué pasó (Sinsentido) con el que consigue el Premio Daniel Gil al Mejor Libro Infantil 2003, que despierta el interés de otras editoriales y en el 2003 nuestro querido Pancho (Kalandraka) que obtiene el 2º Premio Nacional de ilustración 2004 (Cuántos talleres de escritura y de ilustrar con tijeras hemos hecho basándonos en la estructura de este álbum). A partir de aquí firma más de 50 títulos en distintas editoriales (Kalandraka, SM, Siruela, Anaya, Libros del Zorro Rojo, Pearson, Rue du monde, Los cuatro azules, El jinete azul, Diego Pun, Nórdica…) como autor integral o en diálogo con el texto de otros autores. 

En el rincón de libros firmados por el autor de nuestra Biblioteca 
podéis encontrar, además de Pancho, 
su continuación, El viaje de Pancho (Kalandraka, 2005)Rima Rimando con texto de Carlos Lapeña (Cepli, 2007), Historia de la resurrección del papagayo con texto de Eduardo Galeano (libros del Zorro Rojo, 2008), Gruvi (Los Cuatro Azules, 2009)Arqueología (El Jinete Azul, 2010), El pirata y la princesa con texto de Espronceda y Rubén Darío (Apila, 2013) - también podemos escuchar la estupenda grabación que nos envió recitándolo para nuestra Maratón de cuentos del 2018- Había una vez, con texto de María Teresa Andruetto (Diego Pun, 2016) y Cuentos de la selva, con texto de Horacio Quiroga (Nórdica, 2018) que fue distinguido con el Premio al Libro Mejor Editado 2017 en la categoría de Libros infantiles y Juveniles.

Coplas por la muerte de su padre en la mirada contemporánea de Antonio Santos (Nórdica, 2020) será el próximo título que podamos disfrutar y el autor se ha ofrecido a contestarnos algunas preguntas sobre el proceso de creación de este libro en el que formato, tipografía, papel, ilustración y texto dialogan en perfecto equilibrio.

- Coplas por la muerte de su padre en la mirada contemporánea de Antonio Santos se empieza a gestar después de la publicación de Cuentos de la selva, cuando el editor de Nórdica, Diego Moreno, te pregunta “y ahora, ¿qué quieres ilustrar, Antonio?” ¿Por qué eliges a Manrique?

Las coplas son un poema que aprendí de adolescente y que leí por primera vez siendo un niño por indicación de mi padre. Mi padre murió hace unos meses y ya venía anunciando que su muerte se iba a producir en breve, así que, las he tenido muy presentes durante su enfermedad. Recité algunas cuando murió mi madre… es un poema al que vuelvo insistentemente cada vez que tengo una crisis metafísica, o de melancolía. Las coplas han influido mucho en mi manera de ser y de ver el mundo. Es un poema que me impresionó siendo un niño y lo ha seguido haciendo siempre; me gusta su música, su rima, pero me gusta sobre todo esa manera que tiene Manrique de ir a lo profundo.

- Como artista plástico que domina varias técnicas aplicadas a la ilustración -escultura en madera, linóleo, litografía, dibujos, recortables, pintura…- ¿qué te hace elegir el diorama para trasmitir el espíritu de las coplas?

Empecé las coplas dibujándolas. Una vez que le dije a Diego que quería hacer las coplas, volví a leerlas de otra manera -yo las había leído siempre de una manera más placentera o ensimismada- pero ahora lo hacía con el ojo depredador de un ilustrador. Al principio quise hacerlas con dibujos muy prolijos y me di cuenta de que algunas eran muy difíciles de ilustrar con un lenguaje figurativo y próximo a lo que decía el texto, otras casi imposible, pero, como una primera aproximación, hice el esfuerzo de dibujarlas todas.

Después las dibujé, pero con la idea de que un río, el río de la vida manriqueño, las recorriera todas dándoles unidad. Pero al llegar a la copla XV me di cuenta de que ese símbolo, que tan bien funcionaba en mi cabeza, en la realidad introducía una monotonía y una pesadez que me hizo abandonar ese camino. 

Así que empecé a trabajar en esas esculturillas de cartón, pero ya desde el recuerdo. Pensé que en vez de intentar ilustrar literalmente las coplas era mejor trabajar a partir de las sensaciones que me producían, de esa especie de melancolía, de cierta tristeza, de una sensación de vacío…A partir de aquí, generé un montón de imágenes de las que el constructor del libro (aquí me anticipo a otra de tus preguntas) eligió las que le parecía que funcionaban mejor para el “artefacto” que estaba construyendo porque un libro es un trabajo en equipo y yo en estas coplas soy solo el ilustrador.

-Tu mirada sobre las coplas de Manrique, aunque recoge los tópicos literarios de los que hablamos al principio, resulta menos solemne, con mucho blanco para la reflexión, más luminosa y fresca, incluso amable, de lo que ha sido habitual hasta ahora. ¿Qué has querido aportar como ilustrador al texto de Manrique?

Quizá la gente que ha leído las coplas y las ha ilustrado, haya caído en ese tinte dramático de la muerte. Pero a mí la muerte nunca me ha parecido dramática, el hecho de morirse no es más que una de las fases de la vida, y no creo que lo fuera para Manrique. En aquella época la muerte estaba muy presente, trabajaba a destajo. Yo no veo que Manrique trasmita una sensación de gravedad o de tristeza, sino de naturalidad; nos tenemos que morir porque vivimos, al menos así lo he entendido yo y desde ese espíritu las he trabajado.


- Coplas por la muerte de su padre es el fruto del trabajo en equipo, que comienza con tu trabajo como ilustrador, que después hay que diseñar y maquetar y, por supuesto, el trabajo del editor. ¿Nos puedes contar cuál ha sido el proceso para obtener un libro de esta belleza?

Como te decía, un libro es un trabajo en equipo desde su origen. En principio, tú ilustras un texto que ha escrito otra persona, acompañas a ese texto, y has de ser respetuoso con el autor, con lo que dice y con lo que ha querido decir. Por supuesto que vas a hacer tu interpretación de ello, pero la puedes hacer, o no, desde el respeto. Yo siempre ilustro desde el respeto e intento hacer un trabajo que al autor le pueda gustar o le pueda interesar. Y después, el libro sigue siendo un trabajo en equipo porque hay una persona que lo construye, en este caso Pep Carrió, uno de los mejores diseñadores españoles. Hay un impresor que mima y conoce su oficio y un editor, Diego Moreno en Nórdica, que supervisa todo el trabajo como el director de una orquesta. Todos han de dar al máximo y todo el engranaje tiene que estar bien engrasado.

Yo siempre he dicho que los libros se hacen de dentro afuera, lo que sucede en los preámbulos es muy importante y por eso me gusta trabajar con esa gente con la que me siento a gusto, que son mis amigos y que sé que lo van a hacer bien, que el resultado final está garantizado. Un resultado digno, que es una palabra que mi padre repetía muchas veces y que para mí está muy cargada de sentido. La dignidad está muy en relación con ese querer hacer las cosas bien, de la mejor manera que uno sabe, y con la certeza de que si no llega más lejos es porque no podía, no porque no quisiera.

Nos despedimos de Antonio Santos dándole las gracias por su generosa humildad y por esa mirada suya tan humana y profunda, casi de niño, que nos hermana, como lectores y como personas, con sus emociones y sentimientos hacia las coplas de Jorge Manrique. 


¡Disfrutarlo en nuestra Biblioteca!

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